Por: Luis Fernando Mata
Muchos pen
saron q
ue
William Gómez
estaba loco, cuando a mitad del año 1979 decidió dejar La Prensa Libre para asumir a Extra, un periódico que estaba a punto de cerrar.
Era una especie de suicidio empresarial, porque significaba dejar atrás la cómoda posición de gerente de ventas de La Prensa Libre, el mullido sillón en su Consejo Director y la empresa Publinac, un negocio excelente del que era dueño y funcionaba ahí en «La Libre».
«Cuando estaba decidiéndome -dice William Gómez- me fui a caminar por la Avenida Segunda y me puse a observar de qué hablaba la gente en las calles y en las cantinas. Me di cuenta de que ningún periódico estaba tratando aquellos temas que verdaderamente interesaban al pueblo.
«Pensé que si hacía de Extra un periódico del pueblo, con los temas que interesaban al ciudadano común, podría tener éxito y creo que gracias a Dios no me equivoqué».
La historia de Extra nos remite a un pasado reciente que, para ser honestos, se escribe de dos maneras: antes y con William Gómez.
Antes de William
A raíz del cierre del periódico Excelsior, el 11 de marzo de 1978, un grupo de periodistas se sumó a la nómina del matutino La Hora, que se tiraba en la Impresora Costarricense, cuyo gerente era José Andrés Borrasé Taylor (Q.d.D.g.).
Pero un día, los de La Hora no tuvieron recursos para ese tiraje, y fue entonces que Borrasé tuvo la idea de crear un periódico parecido a La Hora.
Al ser José Andrés gerente de la Impresora Costarricense podía salir sin pagar, al menos de momento, los costos del tiraje, cargándolos a la cuenta de La Prensa Libre.
Extra fue diseñado por Borrasé Taylor como un medio de comunicación de bajo presupuesto, de ahí que en un principio utilizó recursos sobrantes de mobiliario, papel, tinta y material periodístico de La Prensa Libre.