11 de noviembre de 2010

PARA SIEMPRE RECORDAR

Los periodistas, por el constante correr tras la noticia, nos hemos olvidado del remate, de dejar algo bueno y útil para el final.
El día en que llevas la teoría a conocer a su hermana gemela, la práctica, descubres que coinciden en muy poco y disienten en mucho. Este es uno de esos días.

9 de octubre de 2010

DIGALE NO AL DESANIMO




Por: Luis Fernando Mata

La salida más fácil ante la adversidad es no encararla, «tirar la toalla» en cuanto aparecen las dificultades; pero ese no es el ejemplo que recibimos del Señor  Jesucristo, quien, al contrario, nos insta a seguir luchando:   «Más el que persevere hasta el fin, éste será salvo». Mt 24.13.

5 de septiembre de 2010

La muerte de Mariano

Fui impactado por el fallecimiento de Mariano Matamoros, hombre que empezó como fotógrafo en la revista VIVA, a finales de los 80 en La Nación y que, actualmente, era uno de los más prestigiosos fotógrafos de nuestro país.

Mi relación con Mariano se inicia ahí, precisamente, en la revista VIVA, haciendo artículos humanos, variados y de farándula. Empezó siendo muy joven, a lo sumo 20 años, de él me quedan como recuerdos su gran calidad profesional y gran afición por la música rock.

3 de septiembre de 2010

Carta a un personaje


      -CRONICA-

Por:  Luis Fernando Mata

Un día de estos se me ocurrió hacer una carta a cierto personaje, un

hombre muy reconocido, docto y respetable.

Pero de tanto redactar noticias, aplicando técnicas periodísticas, noté con sobresalto que no sabía el cómo ni el por qué de dicha carta, mucho menos lo más importante: el mensaje.

Al no tener claro qué escribirle, hice antes un repaso mental de los distintos motivos, por los que la gente escribe a un gran personaje.

1 de septiembre de 2010

¿Uno más del montón?

 Luis Fernando Mata/

Nacemos y morimos como seres individuales; pero -según lo dijo el filósofo francés Juan Jacobo Rousseau en "El Contrato Social", es la sociedad la que nos encadena ...a conductas y etiquetas, que a veces, aunque no queramos, nos obligan a ser o comportarnos como del "montón".

Salirse poco a poco de ese montón o masa social  ha de ser el objetivo y norte, la lucha diaria de todo aquel que anhela superarse.

No ser del montón exige esfuerzo y los del "montón" no quieren esforzarse. Hay muchas cosas que hacemos, al igual que las hacen los del "montón"; pero la diferencia la establecen  los resultados. Por ejemplo, caminas como camina cualquiera "del montón"; pero te diferencia el objetivo que al caminar buscan tus pasos.

12 de agosto de 2010

¿Te acordás mamá?

Por: Luis Fernando Mata Araya



Mamá, hoy te escribo para agradecerte por todo lo buena que has sido conmigo, por tu paciencia, por tus lágrimas, por todas las preocupaciones que te he causado.

También te pido perdón, porque a pesar de tantos sacrificios, nunca te he dedicado ni un párrafo. Aún así, puedo asegurarte que estás presente en todos los detalles de mi vida.

Mamá, cuando camino por las aceras de la capital viene a mi mente aquella frase que me decías: “Alístese, porque de Escazú, nos vamos a San José”.

15 de julio de 2010

Nacido de nuevo

Por: Luis Fernando Mata


Hace diez años, cuando me divorcié, un amigo al verme triste y a manera de consuelo me dijo: “Mae, deberías de estar alegre, sos libre, has nacido de nuevo”.

Cierto, era libre pero me faltaba algo. Por muchos años me había preocupado por la realización personal, el logro material y, ahora, cuando más lo necesitaba, tenía un espíritu débil.

30 de junio de 2010

PERDONE, PERO NO SOPORTO...!!



Por:  Luis Fernando Mata
“¡Juntennn esta cochinadaaaa!” gritó Tranquilino Cocoduro al momento de lanzarse desde la azotea del edificio en donde trabajamos. Al darse la voz de alerta, todos corrimos escaleras abajo, con la esperanza de asegurar un sitio preferencial entre los curiosos. Por su parte, las secretarias no paraban de aullar histéricas y los jefes, trataban en vano de restablecer la calma en sus oficinas.

A tranquilino, o más bien, a lo que quedó de él, lo encontramos tirado en media calle, rodeado de asombrados transeúntes. Una señora yacía desmayada en la acera por la impresión que se llevó.

Alguien, voluntariamente, se hizo cargo de desviar el tránsito y sólo se permitió el paso a un periodista de la televisión, a quien escuché decir en voz baja al camarógrafo: “mae, enfoque bien al occiso desde este ángulo, para que se le vea bien la cara de tortilla. No te olvidés del charco de sangre, de los sesos y de aquella oreja que está a la par del caño”.

27 de junio de 2010

LA CHICA... WOW!

  CRÓNICA

Por: Luis Fernando Mata

Si usted es de los que voltea la cabeza, cada vez que ve pasar a una guapa rubia, entonces debería conocer a Camila, una chica que conocimos en un night club capitalino.
La verdad... no había intención de entrevistar a nadie en ese momento.
Simplemente era una noche clara, tranquila con un cielo repleto de estrellas y una luna bien llena, de esas que dan ganas de que fuera de queso para cortarla en pedacitos.
Entramos por curiosidad y luego de ver las acrobacias de varias chicas sobre la pista semi iluminada por luces trazadoras, y bajo el golpeteo infernal de la música de «Nirvana», nuestra mirada se clavó en esa joven... 

24 de junio de 2010

LA CITA... A CIEGAS!



Por:  Luis Fernando Mata


A raíz de una visita que hizo mi amiga Chío a la firma XX. me trajo la noticia de que una amiga suya, alta funcionaria de esa empresa, se sentía solita y bastante deprimida por no tener con quien compartir.

«Yo le dije que tenía para ella la persona ideal y me tomé la atribución de decirle que sos vos ¿qué te parece?".

-¿Yo? ¿Yo? ¿Estás segura de que esa mujer es para mí?

21 de junio de 2010

Avaricia y miseria

Por:  Luis Fernando Mata

Por más que maquille el rico
con riqueza su existencia,
podrá quitarse de encima
el hedor de su miseria.

Miseria no es suciedad,
ni es ausencia de riqueza,
miseria es tener como dios
al tintinear de las monedas...

19 de junio de 2010

LA GENTE LO NOTA KARLITA, LO NOTA...







Para:  Karlita González y Karlita Uribe estudiantes de periodismo.
De:  Luis Fernando Mata

Karlita, el otro día me preguntabas acerca de ¿qué significa escribir bien? y, después de un rato, se me ocurrió decirte:
«Escribe bien quien transmite un mensaje ordenado, claro, con las palabras necesarias, con elementos llamativos, redactado de forma elegante y con absoluta veracidad».
No es la definición más completa ni la única. Que conste: es una definición a mi estilo.  Cada quien tendrá la suya.

6 de junio de 2010

El fusilamiento

 Relato

 Por:  Luis Fernando Mata

Armenia es un pequeño país asiático sin costas, su extensión es un poquito más de la mitad de Costa Rica, en tanto que su población viene siendo, en número, muy parecida a la nuestra.

Antes de 1991, año en que se independizó,  pertenecía a la Unión de Repúblicas Soviéticas, aún así, según las estadísticas, su población es cristiana en un 94%.

En el libro "Como combatir el miedo", del escritor norteamericano Don Gozzet, el autor nos narra un curioso pasaje de la historia de este país. Como el escrito es muy extenso, lo he reducido a un tamaño manejable, parafraseándolo, hasta donde me  fue posible.

En 1888 hubo una guerra entre Armenia y sus vecinos de Azerbaiyán, que en su mayoría son musulmanes.

En esa ocasión los armenios fueron invadidos por varias tribus enemigas, que se dedicaron a perseguir a los cristianos, a quienes torturaban y mataban.

Un día llevaron a cuarenta armenios cristianos en fila para ser ejecutados. Les dieron a elegir: si negaban a Jesucristo serían perdonados.

Uno por uno fueron llevados al círculo de ejecución y una vez allí se les preguntaba si negaban a Cristo. Todos dijeron un no rotundo y fueron fusilados... todos... menos uno.

Cuando llegaron al último hombre y le preguntaron si negaba a Cristo, este dijo que sí y fue perdonado.

De repente, el soldado musulmán que tenía el rifle con el que estaba fusilando se dirigió a este último hombre, le entregó el arma y le dijo:

-Toma tú mi lugar, que yo tomaré el tuyo.

Así, el último de los cuarenta tomó el fusil y salió a disparar. El soldado se paró firme en el círculo de ejecución, pero antes de ser fusilado pidió, como última voluntad, hablar así a su verdugo:

-Primero déjame hablar; quiero explicarte por qué hago esto. Yo estuve parado ahí donde tú estás, y desde ahí he fusilado a treinta y nueve hombres, y cada vez que mataba a uno, un hermoso ángel con traje resplandeciente descendía, y le ponía una corona sobre la cabeza. Yo vi al último ángel que venía con una corona en sus manos, pero tú, que eras el último hombre, te acobardaste y negaste a Cristo. ¡Yo quiero esa corona; el ángel continúa ahí, en espera. Puedes fusilarme, pues acepto a Cristo como mi Señor y me llevo la corona!

Esta maravillosa historia nos ilustra lo dicho por el Señor en su Palabra:

"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2:10)

1 de junio de 2010

LA GENERACIÓN INSTANTÁNEA

REPORTAJE: PSICOLOGÍA

Por: FRANCESC MIRALLES 23/05/2010

Para EL PAIS, España
Desde hace una década vivimos en la cultura del aquí y ahora, en la que la urgencia domina nuestra vida. Pero ¿vivir así nos hace más felices o sólo oculta el miedo a pensar?
Tanto antes de la crisis como durante la crisis, la sociedad del derroche ha penetrado hasta tal punto en todos los aspectos de nuestra vida, que el consumo compulsivo ya no se limita a lo que adquirimos en las tiendas. El consumismo se ha trasladado a las relaciones sentimentales, cada vez más efímeras, por no hablar de nuestra sufrida agenda diaria, que sobrecargamos de compromisos y actividades. Consumimos tiempo y recursos en una carrera alocada contra el ritmo natural de las cosas.

“Corremos sin cesar porque no sabemos adónde vamos ni qué queremos hacer con nuestra vida. Detenernos nos da miedo”.
"Si se cumplen los pronósticos, nos aguarda un mundo más lento y pequeño en el que los vecinos y el barrio recuperarán importancia".

Todo lo queremos instantáneo. Antes, preparar un café en casa era un ritual que implicaba desenroscar la cafetera, llenar el filtro de café molido, volverla a cerrar, esperar a que el fuego hiciera emerger el café con un sonido inconfundible… Hoy ponemos una cápsula en la máquina y obtenemos en cuestión de segundos un café instantáneo.
El problema no es el café, sino que esta misma urgencia domina el resto de ámbitos de nuestra vida. Somos la generación Nespresso.

Con prisa y sin pausa
“Tanta urgencia tenemos por hacer cosas, que olvidamos lo único importante: vivir”
(Robert Louis Stevenson)

La cultura de la impaciencia se empezó a gestar con la revolución industrial y ha llegado a su cénit esta última década. Con la implantación masiva de Internet y de la telefonía móvil, nos hemos acostumbrado a los resultados inmediatos. Escribimos el nombre de un restaurante en la ventanita de Google y antes de un segundo tenemos su ubicación exacta en el mapa. Mandamos un correo electrónico, y si no obtenemos respuesta rápida, llamamos para ver qué sucede.
Según el psicólogo Miguel Ángel Manzano, “las nuevas tecnologías nos han construido un mundo virtual con el que nos relacionamos la mayor parte del tiempo; por tanto, cada vez estamos más acostumbrados a esos tiempos de reacción y cualquier cosa que se dilate demasiado nos molesta”.
Nuestra generación exige resultados a cortísimo plazo. Pero ¿vivir así nos hace más felices? ¿Dónde está el placer de la espera? ¿Qué sentido tiene correr tanto cuando no sabemos hacia dónde queremos ir?
Antiguamente, la paciencia y la lentitud se consideraban virtudes capitales para hacer grandes obras, como copiar un manuscrito o edificar una catedral. De hecho, estudios modernos como el de Malcolm Gladwell y su ley de las 10.000 horas reivindican el tiempo y la dedicación como clave de la excelencia. La precipitación, en cambio, genera estrés, angustia y frustración. Tal como decía hace un siglo el escritor británico Chesterton, el problema de las prisas es que al final nos hacen perder mucho tiempo.

‘Speed dating’
“Las grandes leyes de la naturaleza son: no corras, no seas impaciente y confía en el ritmo eterno” (Nikos Kazantzakis)

La pasión por lo instantáneo explica el auge de fórmulas como el speed dating, en el que los singles disponen de siete minutos con cada persona en una multicita que les obliga a saltar de mesa en mesa. En cada minicharla, el emparejado/a debe decidir si va a marcar en la cartulina el nombre de quien tiene delante para un futuro contacto o bien termina aquí el encuentro.
Una sesión de speed dating comporta conocer de siete a 10 personas en una hora, aunque en versiones más aceleradas –con encuentros de dos minutos– se puede aumentar el número de citas a 25 por hora. En muchos de estos locales se promueve el fast food durante los encuentros, porque se ha comprobado que tener algo en la mano, por ejemplo un trozo de pizza, permite controlar mejor los nervios. La música machacona a buen volumen hará el resto.
La pregunta es adónde nos lleva todo esto. Aunque en esta cadena de flirteos elijamos a alguien que a su vez nos ha seleccionado, nuestro umbral de tolerancia en la próxima cita será más bien escaso. Quien no quiere perder más de siete minutos en conocer a alguien tardará ese mismo tiempo en desencantarse cuando se adentre en la complejidad del otro.
Esta misma prisa hace que los padres hayan perdido la paciencia a la hora de educar a sus hijos, además de sufrir constantes conflictos con familiares, amigos y compañeros de trabajo por una simple falta de tiempo para aclarar las cosas.
Antes o después tendremos que preguntarnos por qué estamos viviendo de esta manera y qué obtenemos con ello.

Lo que oculta la carrera
“La velocidad no sirve para
nada si te dejas el cerebro por el camino” (Karl Kraus)

Detrás de la generación Nespresso se oculta un problema de ansiedad generalizada. Corremos sin cesar porque no sabemos adónde vamos ni qué queremos hacer con nuestra vida. Como detenernos a pensar nos da miedo –existe el riesgo de descubrir que andamos perdidos–, entre una cápsula de experiencia instantánea y la siguiente, seguimos a la carrera.
Sobre esto, el periodista José María Romera afirma que “la agitación que impera en nuestro tiempo deja poco espacio a la reflexión y al sosiego. Esperar es casi un acto heroico cuando la conducta más frecuente ante el rechazo o el fracaso es el abandono a las primeras de cambio. Sólo en la medida en que nos reconciliemos con la duración propia de cada cosa podremos obtener de ella el máximo beneficio”.
Hay una serie de hábitos que nos permiten pasar de lo instantáneo al lento y placentero rugido de la cafetera de la vida. Algunos de ellos serían:
Recuperar el hábito de esperar. Aunque haya cola en una tienda o parada del mercado, si es allí donde queremos comprar, no buscar una solución instantánea cambiando de lugar.
Congelar los correos electrónicos conflictivos. Al menos 24 horas, ya que una respuesta instantánea y en caliente puede destruir en cinco minutos una relación edificada en años.
Encargar un libro en la tienda del barrio. Como en los viejos tiempos, esperar su llegada una semana o dos aumentará la ilusión cuando lo tengamos en las manos.
Ver películas de arte y ensayo. Contra la velocidad que imprime el cine comercial, revisitar películas europeas de los sesenta y setenta, o bien optar por la filmografía oriental, nos educa en un ritmo más calmado y reflexivo.
Ejercitarnos en la espera y la lentitud tiene un valor adicional, ya que hay indicios de que el gran batacazo que ha supuesto para nuestro modo de vida la última crisis económica va a imprimir un giro radical al mundo.
El fin del ‘low cost’
“Uno puede estar a favor
de la globalización y en contra de su rumbo actual, lo mismo que se puede estar a favor de
la electricidad y contra la silla eléctrica” (Fernando Savater)
Antes de que nos cansemos de lo instantáneo, parece ser que el mundo va a encoger y nos obligará a vivir con un ritmo más pausado y natural. Esa es la tesis del analista económico Jeff Rubin, que en su libro Por qué el mundo está a punto de hacerse mucho más pequeño anuncia el retorno a una cultura basada en los productos locales.
“Cuando el barril de petróleo vuelva a costar tres dígitos, esto acabará con la cultura low cost y demostrará que la globalización ha sido un sueño o una pesadilla, pero, en cualquier caso, que es económicamente insostenible. Ya era ecológicamente inviable, pero ahora también lo será desde un punto de vista financiero. Tomaremos el avión, pero no para ir a Vietnam de vacaciones, sino en ocasiones muy señaladas y pagando un precio muy alto, tal y como sucedía antes.
La imposibilidad de transportar mercaderías baratas de una parte del mundo a otra, según Rubin, nos obligará a producirlo todo más cerca: desde los granos de arroz hasta los barcos. Lo que era exótico volverá a ser exótico, y caro. Dicho de otro modo, tener fresas en invierno se convertirá en un lujo de excéntricos. Nos tendremos que reacostumbrar a una cultura más local y artesana y, con ello, a los ciclos naturales.

La próxima generación
“Ha de haber algo más en la vida que tenerlo todo” (Maurice Sendak)

Si se cumplen estos pronósticos, nos aguarda un mundo más lento y pequeño que implicará viajar menos en coche y caminar más a menudo. Compraremos y trabajaremos más cerca de casa y, por tanto, nuestros vecinos y el barrio en el que vivimos recuperarán la importancia de antaño.
El fin de lo frívolo y lo inmediato tendrá gran repercusión en la psicología de la sociedad. Así lo asegura el periodista cultural David Barba, que prepara el primer ensayo sobre la generación Nespresso: “Nuestra visión de la escasez será sustituida por una mentalidad de abundancia. A lo largo de la historia, las sociedades tradicionales, mucho más pobres en lo material, han sentido como una bendición la posesión de alimentos u objetos de sobra, y jamás faltó un lugar en la mesa para el caminante que necesita un plato de comida. Sin embargo, nuestra sociedad de la opulencia siente como ninguna otra la idea de la escasez, el preconcepto de que no hay suficiente para todos y, por tanto, no es posible compartir el bienestar con los recién llegados o con los elementos ‘no-productivos’. En una sociedad moralmente mejorada, la solidaria mentalidad de la abundancia –más propia de la naturaleza humana, como han demostrado las psicologías humanistas del siglo XX– emergerá para quedarse”.
Por tanto, la buena noticia de la crisis es que, cuando pase el vendaval, seremos capaces de ver nuestras verdaderas prioridades, todo lo esencial que nos había pasado de largo en nuestra agotadora carrera hacia ninguna parte.

PARA DESACELERAR

1. Libros
- ‘El desierto de los tártaros’, de Dino Buzzati (Alianza).
– ‘Del caminar sobre el hielo’, de Werner Herzog (La Tempestad).
2. Películas
- ‘Hierro 3’, de Kim Ki-duk (Cameo).
– ‘Una historia verdadera’, de David Lynch (Vértice).
3. Discos
- ‘I’m the man’, de Simone White (Honest Jones).
– ‘Lhasa’, de Lhasa (Warner).

¿POR QUÉ CORREMOS?

“Una reunión del Club de Roma de los años setenta llegó a la conclusión de que cada solución que encontramos para un problema global genera de media cuatro problemas nuevos. La sociedad de la prisa corre para no dejarse atrapar por los problemas. Esta prisa es imprescindible para mantener la caldera del sistema en marcha, aunque cada vez da mayores signos de estar a punto de estallar, al tiempo que convertimos el bosque en hollín. En una dimensión psicológica, corremos por lo mismo de siempre: para escapar del dolor y de la muerte. Pero, ¡ay!, el dolor es un corredor de fondo. La gran diferencia es que la tecnología nos ha permitido multiplicar exponencialmente nuestra prisa hasta alcanzar velocidades de vértigo; una tecnología que, por cierto, sólo se ha ocupado de encontrar la manera de acelerar, pero se olvidó de los mecanismos de frenado”, afirma David Barba.

31 de mayo de 2010

Frases del Periodismo



Frases tomadas de la recopilación “Contra periodistas”, del periodista catalán Màrius Carol.




“El periodista es un ser extraño que se alimenta de noticias. Quiere que haya noticias aunque sean malas. En realidad suelen ser malas”. (Lorenzo Gomis)



“El periodista tiene la sensación, consciente o no, de estar en posesión del monopolio de la verdad”. (Alain Minc)



“Los medios no tienen que rendir cuentas de sus actos a los ciudadanos. Influyen sobre la política por encima de ellos o a través de ellos. De ahí surge la paradoja para la democracia: si tratamos de controlar los medios, acabaremos con la democracia; pero si no lo hacemos, acabarán con ella los medios”. (Alain Touraine)



“El periodista debe escribir a gran velocidad porque si no corre el riesgo de que al llegar al último reglón, ya no tenga actualidad el primero”. (Fernando Fernán Gómez)



“Los redactores-jefes, al igual que todavía hoy muchos periodistas, nunca han sido muy partidarios de perder el tiempo en las aulas estudiando absurdas e impracticables teorías sobre la comunicación. Ellos creen en ellos mismos, en que el periodista nace con la mirada asesina del reportero de raza en los ojos. Y la única formación que necesitan es un jefe experto como él”. (Juan Carlos Laviana)



“El periodismo es la habilidad de vencer el desafío de llenar el espacio”. (Rebecca West)



“Lo peor es cuando has terminado un artículo y la máquina de escribir no aplaude”. (Orson Welles)



“La exactitud es para un periodista lo que la virtud para una dama”. (John Pulitzer)



“La literatura es el arte de escribir algo que va a ser releído; el periodismo, lo que será hojeado una vez”. (Cyril Connolly)



“Es falso que el público no tenga tiempo para leer periódicos, para lo que no lo tiene quizá es para leer lo que le ofrecemos”. (David Lawrence, hijo)



“El periodismo consiste esencialmente en decir “Lord Jones ha muerto” a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo”. (Gilbert K. Chesternon)



“La actualidad no ocurre, se crea. Si no existiesen periodistas, no habría actualidad. Habría sencillamente hechos”. (Cándido)



“La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no se lee”. (Oscar Wilde)



¿El secreto de mis reportajes? Es muy sencillo: yo decido de antemano si será un drama o una comedia. (Oriana Fallaci)



“Nos pasamos casi toda la vida informándonos. Lo que vemos por nosotros mismos es lo de menos. Vivimos sobre el testimonio de otros. El oído es la segunda puerta de la verdad, y la primera de la mentira. La verdad ordinariamente se ve, pero oírla es poco común. Raramente llega pura a nuestros oídos, y menos cuando viene de lejos; porque entonces llega teñida de las pasiones que encuentra por el camino”. (Baltasar Gracián).



“Hay que ser muy, muy tonto o muy, muy cínico para seguir postulando hoy la objetividad informativa”. (José Vidal Beneito)



“Ustedes los periodistas piensan que el Gobierno les miente. Pero no mentimos, realmente no. Sin embargo, cuando ustedes descubren eso, cometen un error aún mayor. Piensan que decimos la verdad”. (Lord Tyrrell)



“La libertad de prensa sólo está garantizada a los propietarios de los diarios”. (A.J. Liebling)



“Tus grandes exclusivas de hoy envuelven el pescado de mañana”. (Walter Lippmann)



“Las conferencias de prensa del Presidente se celebran para conveniencia del Presidente, no de la prensa”. (Bill Moyers)



“Yo desconfío de los periodistas que dicen: “No puedo escribir esto porque la situación del periódico no lo permite”. Quizá sea verdad, pero también es verdad que si tienes una noticia clamorosa no existe director en el mundo que rechace publicarla”. (Carl Berstein)

5 de mayo de 2010

Hay que trabajar desde niños

Cuando yo era pequeñito, menor de 14 años, recuerdo que mis padres me daban un canasto y me enviaban a coger café.

La actividad de coger café la realicé en una micro finca de mi padre y también en otras de vecinos, que producían café para uso personal.

 Irme a coger café fue parte de la educación que recibí y que mi padre creía necesaria para mi. De esa actividad recuerdo lo dulce que saben los granos ya maduros y lo difícil que es quitarse el sucio de las manos luego de la jornada.

Hoy, que vivo solo, le doy gracias a mi tata por esa actitud, porque él también se guindaba un canasto y me daba el ejemplo.

Más tarde, cuando llegué a la escuela, después de las clases debíamos quedarnos haciendo el aseo.  Entre los niños que hacíamos el aseo estaba, ni más ni menos que Franklin Chang Díaz, que era un año mayor y estaba en otro grado.

Si Franklin no hubiera aprendido a hacer el aseo ahí, en la escuela, ninguna empleada habría podido subir hasta allá arriba, donde estaba el trasbordador Columbia, para hacerle la limpieza.

Ahora ningún chiquito hace el aseo en su escuela.  Si los mandas, te acusan ante el PANI o gritan que para eso les pagan a las conserjes.

Estoy convencido de que desde niños se nos debe someter a cierto nivel de esfuerzo y de trabajo; claro, sin pensar en explotarnos ni maltratarnos, sino como una necesaria formación.

No es posible que, si no está la mamá, el niño se muera de hambre, por no saber hacerse ni un sandwinch; no es posible que la madre tenga que andar recogiéndole los regueros y tendiéndole la cama a un muchacho que  ya a los 8 años podría hacerlo.

Por eso estoy en contra de recetar ocio a los niños como terapia, porque la mente ociosa es un taller idóneo para el diablo y sus demonios.

26 de abril de 2010

¿Tienes estreñimiento mental?

 
Cuando no puedes redactar
Este artículo tan interesante me lo encontré en el blog de JANIE PICHARDO, estimado alumno del curso de Introducción al Periodismo, en este primer cuatrimestre. Anexo mi respuesta a   tan temido síndrome, por si a Ud. también le ocurriera lo mismo.
EL SÍNDROME DE LA PAGINA EN BLANCO

Que raro no? siempre tienes muchas ideas en la cabeza pero a la hora de plasmarlas resulta muy difícil, a mi me ha pasado, me siento delante de la computadora y no se si es que tengo muchas cosas o ninguna por escribir pero la página se me queda en blanco.
Puede ser que quieres un articulo impresionante y por eso te cuesta concentrarte, puedo pensar que a nadie  va a gustar mi articulo; es algo verdadera mente bloqueante puesto que  acaba con la capacidad de producir y merma mi energía en cuanto a desarrollo se refiere, cuando esto sucede es bueno leer algo o contar una anécdota o simplemente caminar un poco e intentarlo después.

1 comentarios:




Luis Fernando Mata dijo...
Ese tal "síndrome" se combate de una manera muy simple: con una docena de estañones de disciplina: escribiendo siempre, siempre, siempre... a toda hora, sea mañana, tarde o noche. Incluso cuando vas al baño. Quizá ahí no escribas mucho, a lo sumo de dos a tres párrafos; pero hazlo con disciplina y tenacidad. Y así, cuando te toque sentarte a escribir DE VERDAD, tendrás a tu disposición a todos esos humildes párrafos con los que podrás tejer hermosos trajes de ideas e historias sin fin. ¿Quieres escribir bien?, ¿Pero bien... de verdad? Escribe siempre, siempre, siempre, siempre y lee igual, siempre, siempre y siempre a los mejores escritores del mundo y no a los que recomienda La Nación o la Extra. Ten a mano tu propia agenda de escritores clásicos y fíjate una meta: ser un escritor de los buenos.  Imagina a Manny Pacquiao, campeón de boxeo: él  no espera a estar subido al ring para ponerse a pelear. ¡No! Sus triunfos se gestan, semanas, meses y años atrás, en las sombras de un gimnasio, vacío, silencioso o con quizá sólo su entrenador y un sparring. Si Manny pensara: "bueno, esperaré a estar subido al ring para pelear, por ahora... voy a irme a la playa a tomar el sol y a ver a las chicas en tanga", de un solo golpe ¡¡¡TOMEEE CHICHÍ !1 el retador lo pondría horizontal a mirar las estrellas. Bendiciones!!!!

29 de marzo de 2010

LA LAVADORA DE DIOS

Por Luis Fernando Mata

¿Has tratado de lavar un paño que está bien sucio y percudido?  Por más lavadora que tengas o que le eches ganas a mano, difícilmente quedará bien limpio y blanco.

Así hace con nosotros el SEÑOR, como con un paño bien sucio:  ÉL primero nos mete en su palangana de agua bendita y luego, le agrega detergente de su gracia.

Después de dejarnos remojando allí, por un tiempo, el SEÑOR saca ese paño humano y con sus propias manos lo restriega, con mucha fuerza; pero con amor, hasta dejarlo bien limpio y fragante... con aroma a Cielo!

27 de marzo de 2010

YO ENJACHO, TU ENJACHAS

Por Luis Fernando Mata

¿Se ha dado usted cuenta?  Ahora sobra esa gente que gusta de hacer mala cara y muecas de descalificación a los demás y por puro gusto:  esa es su afición y deporte.

Ahora lo normal es el "enjache", es decir, que la gente ande con  cara tensa y  ceño fruncido, enjachando y siendo enjachados por todas partes.

Es la CULTURA DEL ENJACHE en la que a diario competimos por ver a quien ganamos haciéndole la peor de las expresiones faciales.  Y es que entre peor cara nos hacen, peor cara les hacemos, hasta convertir nuestras calles y  aceras en una grotesca procesión de enjachadores, semejante a la de los personajes del vídeo "Thriller" de Michael Jackson.,

Con la  CULTURA DEL ENJACHE nadie gana, todos perdemos, incluso hay más de uno en el cementerio acausa de un simple "enjache".

Y es que esa cultura nació por los 60s, cuando alguien trajo aquí las primeras máscaras de Halloween y, posteriormente, en los 70s George Lucas y Steven Spielberg sorprendieron con  "STAR WARS"  y los personajes de su cantina.  Ah, y no olvidemos el advenimiento de teleseries como "Los Monsters" o los "Locos Adams", que dieron inicio a esa cultura de lo feo con personajes de caras siniestras y deformadas.

Luego la genialidad de Michael Jackson selló esa moda con "Thriller", video que en su tiempo rompió todos los records.

Desde entonces, creo, el ciudadano común empezó a imitar el aspecto demencial de esas caras horribles, intentando así llamar la atención  de quienes, incluso, los califican de "divinos".

Nadie sabe cuando, pero un día de tantos alguien, muy creativo, inventó y conjugó por primera vez el verbo "enjachar" en todas sus personas, para darle un carácter más oficial y hasta lingüístico, a lo que en un principio era un simple vacilón.

Lamentablemente, de tanto hacer muecas y practicar "enjaches", la gente empezó a acostumbrarse, al punto de no recuperar nunca más el aspecto lozano y normal de lo que fue su rostro.

Hoy día, un ejército de enjachadores profesionales pululan por las calles, atestan las cantinas, los bares,  los centros de recreo y hasta las iglesias, en donde, supuestamente, las personas deben mostrar su aspecto más distendido y alegre.

Para algunos hacer un "enjache" no requiere de gran esfuerzo, con sólo esa mirada de aspecto siniestro y esos dientes apretados, pómulos salientes y amoratados... "uyyyyy....  ¡Qué miedo!".

A la cultura del "enjache" podemos señalar la importante "contribución" de los políticos de turno con sus alzas en los productos de consumo básico, bajos salarios, desempleo, pobreza y pésimas carreteras. Ahh y ni qué decir del pésimo desempeño de las selecciones de fútbol, a excepción de la de Italia 90 y la Sub 17.
 
Hoy día y gracias al "enjache",  el grosero, el altivo y el maleducado, ignorantes del valor real de sus propias imágenes,  las destrozan a diario con tales actos.

Evita tu ser la pista de pruebas del enjachador:  no te le quedes viendo, ni le des argumento para que te enfrente como matón de pueblo: "¿QUÉ, QUE ES LA VARA MAE, TENGO MONOS EN LA CARA CARE.....?"

También, como consecuencia del "enjache", mucha es la gente que busca en nuestro rostro una sonrisa, un gesto suave de amor; pero lo que le damos es esa mueca de descalificación, ese gesto despectivo.

Si nos descuidamos, la CULTURA DEL ENJACHE sepultará en lo profundo del olvido la tradicional imagen, amable y festiva del tico con su "¡tuanis" y "¡pura vida!", transformándolo en un energúmeno de mirada feroz y puños apretados

Por eso sonríe, sonríe y sonríe, porque más vale un feo sonriente, que un super guapo con cara de limón agrio....(FIN)

14 de marzo de 2010

TENGO MIEDO... MUCHO MIEDO

ENTREVISTA





Por: Luis Fernando Mata

La chiquita se me perdió, le dije, se me ahogó en la hamaca y después la enterré. La sacaron los de la OIJ. Perdí la cabeza. Fue una cosa extraña. Por eso estoy aquí desde hace siete meses, encerrada, esperando a que me juzguen. Viera, tengo un miedo...
Aparte de esa chiquita que murió tengo tres hijos más: una de 13 años, que la tuve cuando yo tenía 12, ahora tengo 25. A esta me la quitaron estando muy pequeñita porque no creían que una güila pudiera cuidarla, otro de 8 años y uno de año y medio están con mi mamá.
Mi mamá vivía sola con nosotros allá en San Carlos. Tenía yo 5 años cuando se juntó con un señor que me faltaba al respeto. Después llegó otro padrastro que quería que yo anduviera siempre con él y me hacía lo que le daba la gana.
Un día, teniendo yo seis años me le escapé a este hombre y me fui donde mamá y lo acusé. Ella me dijo: ¡Qué mentirosa que sos!
Ella no creía y nunca hizo nada, se hacía la que no le importaba ¿Acaso no iba a ver los chilillazos? El me violó.
Yo tenía que estar despierta desde las 4 de la mañana, a las 5 debía levantarme y después me iba con mi padrastro. Mamá alistaba el almuerzo para los dos.
 Nos íbamos a limpiar fincas, él me asignaba un pedazo de terreno para que yo lo limpiara con el cuchillo. Ahí en el monte me hacía de todo y yo con seis años no hallaba qué hacer, no había a quien pedir ayuda en esas soledades.
Recuerdo que me pegaba con cables de electricidad. A los 11 años quedé embarazada de mi padrastro. Cuando él se dio cuenta le dijo a mi mamá que iría conmigo a hacer un mandado a San Ramón. Primero me llevó a coger café, luego a un lugar por Puerto Viejo, ahí me fue a meter.
 Para ese entonces todo el mundo tenía que ver conmigo porque yo era bonitilla, él se enojaba porque le decían suegro en todas partes. Contra él no podía hacer nada porque me tenía amenazada, era la mujer de él, me pegaba, llegaba borracho, me amenazaba con un cuchillo diciéndome que me iba a cortar la cabeza.
Faltaban 15 días para mejorarme cuando me llevó a Pital de San Carlos. Hasta ese momento no había tenido noticia de mamá. Me llevaron al hospital y allí me regalaron la chiquita. El siguió pegándome, se emborrachaba. A la chiquita me la quitaron, yo la quería mucho.
Cuando mi hija tenía 9 meses nos vinimos y recuerdo que en el camino unos hombres comenzaron a molestarlo, le decían "suegro", "me la cuida", y él se devolvió, lo vi agarrarse con dos de ellos, luego empezó a perseguirme como loco con un puñal como si yo tuviera la culpa.
Recuerdo que en mi congoja me metí en una casa de una muchacha que iba a ser la madrina de la chiquita, se la entregué y seguí corriendo porque debía huir de ese hombre. Por cuatro días anduve de un lado para otro sin saber donde estaba. Tenía yo 12 años.
Regresé a los dos meses, llegué y vi que la chiquita ya empezaba a caminar. Cuando me le iba a acercar para llevármela, los de la casa me dijeron: "como es eso, esa chiquita es de nosotros, usted es una güila y no puede cuidarla". Me fui llorando de ahí. Nunca les metí pleito, no la volví a ver. Creo que ahora tiene 12 o 13 años. Viera cómo he sufrido por ella.
Nunca he sido una muchacha mala, nunca he andado en vicios ni he sido mujer de muchos hombres.
Cuando mamá se dio cuenta de lo que ocurría puso orden de captura contra mi padrastro, jamás lo agarraron. Ahora él anda por ahí, solo, libre y yo aquí encerrada.
El padrastro ahora anda como perro por la calle y nadie le dijo nada. Un viejo de esos le echa a uno a perder la juventud y se valen del temor que uno les ha tenido por tanto tiempo.
Yo por dicha me le escapé y me fui para una casa, pasó el tiempo y a los 15 años me enamoré de un muchacho que vivía por Cutris, me fuí a vivir con él. Cuando quedé embarazada del chiquito que ahora tiene 8 años él no quiso hacerse responsable, recuerdo que me dijo "yo estoy muy jovencito para dejar embarazada a una mujer, ese niño debe ser de otro".
Hace dos años me encontré a un nica. El tenía tres guilas y yo tenía uno. Al tiempo nos nació otro que ahora tiene año y medio y...después esa bebé.
El a veces viene, lo hace cada 22 días, pero llega a pelear aquí, siempre me dice que estaba mejor cuando vivía solo.
Un día me fui a lavar y la chiquita se quedó sola en la hamaca. Cuando regresé le hice un chupón de agua de azúcar y la envolví bien. Para mi sorpresa después me la encontré ahogada, tenía la carita morada. Me asusté mucho, perdí el control, sentí miedo, mucho miedo de lo que pasaría cuando llegara el nica y solo atiné a enterrar a la chiquita.
En ese momento de seguro no estaba consiente de lo que hacía, escarbé, escarbé...después le dije al OIJ donde estaba. Usted sabe, son accidentes, yo no debía de estar aquí. No me han sentenciado. La chiquita no presenta maltratos, más bien yo estaba feliz con ella.
Mire, no me considero mala, no soy de fiestas ni bailes, no fumo ni tomo, me gusta la vida sencilla y no hago lo que otras aquí, que fuman marihuana y arman escándalos.
Sufro mucho por los chiquitos. Mamá es muy pobre, somos 7 hermanos y ahora ella está de nuevo embarazada.
¿Mi padre?. No se de él. Dice mamá que está en Nicaragua.
¿Leer La Biblia?, yo quisiera hacerlo, pero mire, no se leer ni escribir, a mi no me pusieron nunca en la escuela. A veces deseo saber leer porque sé que hay muchos libros interesantes. Pero, sin embargo, cuando esto salga publicado no se olvide de traerme la revista en la que usted escribe, tal vez alguien me la lea.
Del nica mis compañeras dicen que ese hombre no me merece. Pero él es la única manera de comunicarme con mamá, con él le mando plata, él me deja para papel higiénico y jabón. Aquí yo gano 600 pesos por quincena limpiando la escuela.
¿Que por qué no estudio en esa escuela?. Mire, ahí se estudia para sacar el diploma de sexto grado, pero no hay lecciones para los que no sabemos nada.
Ahora me tienen acusada de homicidio, al principio fue culposo, pero el abogado luchó para que se le calificara como simple. Viera qué miedo tengo, imagínese que si me condenan tendré que pasarme 15 años aquí...

3 de marzo de 2010

LA HUMILDAD ESTÁ EN EL CUELLO

EJEMPLO DE COMENTARIO PARA PERIODISMO II

Por:  Luis Fernando Mata

Un día de estos decidí buscar la cosa más humilde y a la vez más útil, tan importante como para no poder vivir sin ella y, mientras me alistaba frente al espejo, mis ojos chocaron de súbito con... el cuello. Ahí está me dije, "Oigannnn, lo encontréeee", grité; pero nadie me hizo caso y  es por eso que hoy lo cuento.

Toda la atención se la llevan la cabeza y el rostro; quizá también el cuerpo; pero a casi nadie se le alaba por su cuello. ¿Por su cuello? Sí, por su cuello.

Ante la belleza y la expresividad del rostro y la turgencia de los pechos... ¿qué tiene que decir o aportar el humilde cuello? Veámoslo en concreto: 

Una vez que alguien te sujeta fuerte por el cuello, la cabeza aunque quede libre, deberá ordenar la rendición al resto del cuerpo.

Para el condenado a la horca, el cuello será su último punto de contacto, con el mundo opresivo que abandona.

Se habla del "cuello de botella" así, despectivamente, para dar a entender que ahí todo se oprime, se estruja y se cuela.

Oiremos en algún momento del "cuello del útero"; pero muchos abandonaremos este mundo sin haber visto ninguno, salvo en láminas o en bocetos. 

En la Biblia se ensalza a la cabeza y se dice que CRISTO es la cabeza de la Iglesia, que el hombre lo es de su familia, pero y...  ¿qué pasó con el cuello?

Al cuello, o pescuezo se le oculta con bufandas, gargantillas, cuellos altos, de tortuga o se le usa de percha, cologándole collares y cadenas.

Aparte de eso  nadie se fija en el pobre cuello, a no ser que sea muy largo o exageradamente corto, con muchas arrugas, con mucha tierra o... perfecto.

Creo que el problema del cuello es que está en un sitio indefinido, o intermedio, en el que no es cabeza ni es cuerpo.  Un punto entre la vida y la palabra, un lugar incierto.

Aún siendo una parte tan humilde del cuerpo, sirve de soporte al edificio en que se produce el pensamiento, permite el fluir de la palabra; y es la puerta de ingreso hacia el resto (del cuerpo). Ahh, y deja espacio libre al sustento.

Te pueden cortar el brazo, una pierna o un dedo y seguirás viviendo; pero que nadie te corte el cuello.

El rostro es expresivo o tieso; la boca coqueta, chillona y fríbola o al contrario, recatada, silenciosa y discreta; pero... ¿y el cuello?

La personalidad del cuello es la de los grandes sabios y genios, la del servicio fiel, oportuno y discreto; pero sin elegantes poses, sin ruido... en silencio.

La actitud del cuello nos enseña más que el resto:  servir, servir y servir y luego callar, callar y callar...(FIN) 

14 de febrero de 2010

ASI ES LA VIDA

POR: LUIS FERNANDO MATA


DE LA EXPLOTACIÓN LABORAL

-A Toribio, un nica amigo mío, lo echaron del brete.

-¡Pobrecito! ¿Y qué hizo?

-Nada. Era un buen trabajador. Sólo que llegó otro nica y se ofreció por menos.

-Eso, mi hermanito, es competencia desleal entre paisas. Se está dando mucho ahora en Costa Rica, pero en esta vida todo se paga, va a ver, ahorita llega otro nica, se ofrece por menos y echan a ese otro.

-Pues me lo quitó de la boca, porque eso fue exactamente lo que pasó.

-¿Aún a ese echaron? ¿Llegó otro ofreciéndose por mucho menos?

-No. Ese llegó a trabajar gratis.

-Idiay, asi quien no. Un empleado de esos no lo va a conseguir a la vuelta de la esquina. ¿Pero a ese extremo hemos llegado?

-Así como lo oye. Pero el cuento no termina ahí, porque aún a ese nica lo echaron.

-¿Cómo? ¿Trabajando gratis?¡De seguro se jaló alguna torta?

-No, también era muy trabajador y responsable; pero llegó otro que no solo trabajaba gratis... además pagaba por trabajar.

-Ese patrón es un sinvergüenza, carebarro, seguro no ha pasado ni por enfrente del Ministerio de Trabajo.

-Al contrario, es uno de los asesores del Ministro. Y caete, aún a ese otro nica echó.

- Ya eso es el colmo, usted me está vacilando a mi. ¿Y qué hizo ese otro nica para que lo contrataran?

-No sólo lo contrataron, convenció al patrón de que lo dejara fijo.

-Idiay ¿que tuvo que hacer?

-Ese, además de trabajar gratis y pagar por trabajar, le consiguió una querida al patrón, le secuestró la suegra y después le aconsejó que no pagara el rescate.

-¡Ay juemialma! ¡Ese patrón sí que la agarró toda!

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El pleito

-Juepuña, ¡cómo está esa carajada en San José! Ahora no se puede ni salir.

-La inseguridad ciudadana está cada vez peor, con decirte que hasta a mi me asaltaron.

-¿A vos? Pero tanto hablar por teléfono y no me habías contado.

-¡Ydiay!, ahora verás, resulta que venía yo por la acera de la Merced, eran como las once de la noche y no me van saliendo de frente cuatro carajos...

-¿Y qué hiciste?

-Ah no, me paré macizo y a todos les di...

-¡A Carajo! ¡Qué arrecho!

-Ah si, a todos les di... a uno le di el celular... a otro la billetera... al tercero la gorra y al cuarto le di las gracias porque se conformó con las tenis que estaban bien feas.

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Oído en un autobus

-Mirá, ¿me prestarías un tucán?

-Ay muchacho, me decís a mi, que ando más quebrado que una galleta de soda en la bolsa de un borracho...

-No jodás, si un tucancillo no es nada para vos...

-¡Que va! Mirá, la doña me tiene que no levanto cabeza, apenas me agarra la billetera hasta ahí llegué... como le digo: «mujer, tené más cuidado, a estas alturas vos no sabés gastar la plata...».

-No. Gastar la plata si sabe esa vieja vagabunda... lo que no sabe es ahorrarla.

9 de febrero de 2010

Si a usted le da pena, o preocupa, decir en qué trabaja y desea cambiar de oficio, aquí tiene algunas sugerencias para mejorar el impacto de su... Curriculum Vitae.



1. Distribuidor Mayorista de Cigarrillos Genéricos (Vendedor de marihuana)
2. Ingeniero en Genética Bursatil (Falsificador de Billetes)
3. Ejecutivo de Cuenta de Esperanzas Financieras (Vendedor de lotería)
4. Gerente General de Micro Empresa de Alimentos Congelados (Vendedor de copos)
5. Experto en reciclaje y recolección de Materia Biodegradable (Recolector de basura)
6. Proveedor de Clientes VIP para Funerarias (Sicario)
7. Dr. Honoris Causa de la Universidad de la Vida (Desempleado)
8. Técnico Sanitario de Caminos Públicos (Barrendero de Calles)
9. Distribuidor de Productos Alternativos (Vendedor ambulante)
10. Abastecedor Logístico en Sitios de Alta Concentración (Vendedor de sanguches en el estadio)
11. Técnico de Mercadeo Dirigido (Repartidor de volantes)
12.Auxiliar de Servicios de Ingeniería Civil (Peón)
13. Distribuidor Interno de Recursos Humanos (Ascensorista)
14. Coordinador Oficial de Movimientos Internos (Portero)
15. Especialista en Logística de Documentos (Mensajero)

11 de enero de 2010





Mi primera clase de spinning 

 

 

 

 








CRONICA





Por:  Jaime Bayly

Estaba estirándome en la cama el domingo en la mañana cuando
Sandra, mi amiga, me preguntó:

- ¿Por qué no vienes al spinning conmigo?

Había dormido bien y me provocaba sudar un poco, así que decidí acompañarla. Ella me advirtió que la clase sería fuerte para un principante como yo, pero me reí en su cara y le dije que sería un paseíllo para mí.

- Tu clasecita de spinning me va a servir de calentamiento antes de hacer mi rutina en el gimnasio -le dije, y ella apenas sonrió.

Confiado en mi buena condición física, me puse ropa deportiva y anteojos oscuros y, cargando una botella grande de agua, me dirigí al gimnasio dispuesto a estrenarme en la moda universal del spinning, un ejercicio que miles de mujeres y algunos hombres, subidos en sus bicicletas estáticas y pedaleando frenéticamente al ritmo de una música demencial, practican con una especie de devoción religiosa y celo fanático. Esto lo tenía muy claro antes de subirme a la bicicleta: el spinning no es un ejercicio más, es una secta peligrosa a la que no cualquiera puede pertenecer.

- Si te cansas y no puedes seguir, dejas de pedalear y te bajas de la bicicleta -me dijo Sandra cuando entramos al gimnasio.

- No me hagas reír, por favor- le dije, con una sonrisa arrogante.- Yo he jugado fútbol de chico, corro todos los días, mis piernas están entrenadas, ¿tú crees que no voy a poder montar bicicleta una horita?.

El profesor de spinning se llamaba Tony y era un muchacho bajito, musculoso y saltarín, uno de esos gringos perfectamente felices que todavía no se han enterado de que algún día se van a morir. Le entregué mi ticket número 6 y me dijo que cogiese mi bicicleta y la colocase en algún lugar frente a él. La maldita bicicleta pesaba una tonelada y no había cómo moverla de allí.
Estaba arrastrándome como un condenado para desplazarla cuando alguien me hizo notar que debía levantarla y hacer girar sus rueditas. Fue un buen consejo. Puse la bicicleta detrás de todos, me subí a ella, respiré hondo y tranquilo y eché un vistazo: seis jóvenes mujeres comenzaban a pedalear de espaldas a mí, y todas eran guapas y llevan poca ropa deportiva, especialmente una brasilera que había amanecido ese domingo con la feliz idea de hacer bikini-spinning, lo que me permitía la gozosa contemplación de su cuerpo y parte de su alma.

- Comenzamos bien el spinning- pensé, mirando las piernas estupendas de la brasilera, pedaleando con pleno dominio de la situación. Tony puso una música lenta tipo Enya para calentar, aplaudió con entusiasmo, gritó frases de aliento que juzgué exageradas e innecesarias y pidió que nos preparásemos para la posición número uno. Como yo, a mis 35 años, sólo conocía una posición para montar bicicleta, seguí pedaleando en mi posición uno (y única). La música era suave, las chicas estaban lindas, la brasilera montaba bici casi calata, Tony movía el cuello distraído como si fuese bailarín de Ricky Martin y yo, pedaleando seguro y ganador, pensaba:

- Me está gustando esto del spinning.

Entonces comenzó una canción algo violenta y la cosa se aceleró bastante, pero mantuve todo bajo control. Una música afiebrada invadió el gimnasio, sacudió los gigantescos espejos en los que nos veíamos reflejados, alborotó a Tony y las chicas y nos lanzó a pedalear como enloquecidos.

- Posición dos- gritó Tony, y como no le hice caso y seguí en mi posición única, se bajó de su bicicleta, se acercó a mí con un airecillo condescendiente y me dijo que la posición dos consistía en montar bicicleta sin apoyar las posaderas, es decir casi parado sobre los pedales. Obedecí sus instrucciones y empecé a pedalear como lo hacían él y las chicas, y a partir de ese momento mi vida cambió dramáticamente y para siempre. Si el personaje de conversación en la Catedral me preguntase:

- ¿En qué momento se jodió tu vida?

Tendría que decirle:

-Cuando pasé a la posición dos y pusieron la versión trance de American Pie cantada por Madonna.

Porque así fue: apenas habían pasado diez minutos y ahora yo pedaleaba de pie como si estuviese escalando el Himalaya en bicicleta y mi esmirriado cuerpo de trabajador intelectual empezaba a bañarse en sudor y la gorrita se me caía al piso (y con ella mi orgullo) y Tony el instructor me gritaba que pasase a la posición tres y que pedalease más rápido y yo con la mirada clavada en el reloj sólo tenía un pensamiento acosándome, flagelándome:

- ¿Cuánto falta para que termine esta pesadilla?

Pero el reloj parecía detenido: juro que no se movía. Entretanto, mi corazón saltaba, mis piernas se hamacaban, mi optimismo caía al suelo en forma de sudor y el espejo me devolvía la figura de un hombre que pedaleaba con tanta torpeza como angustia, sabiendo que esa estúpida clase de spinning podía acabar con su vida y sus más dulces ambiciones. Miré a Sandra: sonreía fresquita desde su bicicleta, pedaleando a mil por hora como toda una profesional.

Juré que no pararía de pedalear, aunque tuviesen que sacarme muerto...
Mi orgullo estaba en juego. No permitiría que Tony y su secta de fanáticas me humillasen. Pasé a la posición tres y empecé a descargar mis últimas energías en esos pedales imposibles. Vi el reloj. Sufrí entonces mi primer mareo: ¡faltaban cuarenta y cinco minutos para terminar, y yo estaba a punto de desfallecer!

- Eso me pasa por no ir a misa -pensé, jadeando como un enfermo terminal-. Voy a morir hoy domingo haciendo spinning. Pensé que mirar a la brasilera semidesnuda me devolvería los bríos perdidos, así que desvié la mirada hacia ella, pero gruesas gotas de sudor caían sobre mis achinados ojos, nublando mi visibilidad y empañando de paso mis lentes. Casi no podía ver.

Mi cara era un asco de sudor, una mueca agónica, la angustia del que siente cerca el final.

Cuando se cumplió la primera media hora, el panorama era poco alentador: no sólo sudaba a chorros, me temblaban las piernas, mi corazón bailaba un mambo taquicárdico y yo no podía ver, sino que además, para agravar las cosas, empecé a toser convulsivamente, una incesante mucosidad comenzó a descender por mis orificios nasales y noté un dolorcillo alarmante en la zona baja posterior, allí donde descansaba mi humanidad en la posición número uno.

Dicho de una manera más cruda: me dolía tanto el trasero que ya no podía sentarme y sólo lograba pedalear en las posiciones dos y tres, que desgraciadamente eran las más extenuantes. Tony cometió entonces un grave error: acallando por un momento sus chillidos de felicidad ciclística, bajó de su máquina, caminó hacia mí y se permitió criticarme (con ánimo seguramente constructivo). Me dijo que debía pedalear más rápido, no apoyarme tanto en mis brazos y encorvar más la espalda para que todo el peso de mi cuerpo recayese sobre mis estragadas piernas.

-Más rápido, más rápido -me gritó, sin advertir que estaba a punto de desmayarme.-

Reconozco que perdí el control y pidodisculpas por ello. Tony no merecía que lo mirase con tanto odio empozado y que le mentase la madre mentalmente. Tan turbia y amenazadora fue mi mirada, que se marchó a su posición de líder y dejó de mirarme.

- Si voy a morir haciendo spinning, al menos déjame que muera pedaleando a mi ritmo, gringo malnacido -pensé, y ahora pido disculpas por ello.

Tony se vengó porque puso unas canciones trance violentísimas, vertiginosas, al lado de las cuales las del rapero Eminem parecían baladas de amor, pero yo no me dejé intimidar y, alentado por una mirada afectuosa de Sandra, empecé a dominar las posiciones uno, dos y tres y sentí de pronto el inesperado vigor de un segundo aire.

Pensé que lo peor había quedado atrás cuando súbitamente mi pierna izquierda dejó de moverse, se trabó y, por mucho que insistí en seguir pedaleando al ritmo de la música trans, mi cuerpo se enzarzó en un nudo con los pedales porque, maldición, los pasadores de mi zapatilla izquierda se habían enroscado con la bicicleta y mi insistencia por seguir haciendo spinning heroicamente provocó lo que ahora narro con dolor: mis pasadores, mi zapatilla, el pesado armatoste de hierro y yo mismo caímos al suelo húmedo de sudor. Como si nada hubiese pasado, las lindas chicas siguieron pedaleando ensimismadas y sólo Tony se acercó preocupado, me ayudó a levantarme, me dio permiso para tomar agua (juro que me dio permiso para tomar agua: por eso digo que el spinning es una secta peligrosa que quiere apoderarse del mundo) y me preguntó si quería sentarme a descansar.

- No -le dije, empapado en sudor, moqueando, los anteojos empañados, sin una zapatilla-. Voy a seguir hasta el final.

Y así fue. Terminé mi primera clase de spinning sin dejar de pedalear. Orgulloso, bajé de la bicicleta, respiré hondo y sentí que la pesadilla había terminado.

- Ahora suban las piernas encima del timón y estírense- gritó Tony, y yo lo miré con todo el odio del que fui capaz, y luego me estiré malamente sobre ese charco de sudor en el que había perdido mis mejores energías dominicales. Al salir, Sandra me felicitó y me preguntó si quería hacer unos abdominales. No le respondí. Ha pasado una semana y todavía no le hablo. Tampoco puedo sentarme: por eso escribo estas líneas de pie.