17 de febrero de 2011

Creíble, pero ¿Cierto?

·        La verdad  ha de ser siempre la carne, los huesos, la sangre y el ropaje, de la credibilidad, que es la vida y motor del periodismo.
Por: Luis Fernando Mata
Era una historia impactante, de esas que ganan de inmediato un Pulitzer, se trataba de un relato, hecho por la CNN en junio de 1998, con testigos y todo, de un hecho ocurrido durante la Guerra de Vietnam, en el que, supuestamente, EEUU utilizó gas sarín  para acabar con los desertores.
El programa salió al aire y causó un inmediato revuelo; pero  fue desmentido, días después, por los periodistas de Newsweek, que cuestionaron el relato y lo desmenuzaron, a partir de una hábil investigación.


Según las publicaciones de Newsweek, la  “fuente principal de la CNN, el general Thomas Moore (jefe del Comando Conjunto en esa época), negó que él hubiera
confirmado el uso del gas sarín”.  
Aquí, en Costa Rica, el año pasado, un error de apreciación periodística en La Nación, dio por muerto al cantautor Gustavo Ceratti, quien hasta la fecha se encuentra en franca convalecencia, después de la ingestión de pastillas mezcladas con licor.
Las consecuencias, en el primer caso, la CNN despidió a todos los involucrados en el malogrado documental y en cuanto a La Nación, esta se disculpó públicamente, mediante un par de aclaraciones en su edición digital.
Para todo periodista, la credibilidad se incrementa con el acierto que tiene en lo que hace,  y si ese acierto se ha establecido en esfuerzos honestos y reales.

Una advertencia
En mis lecciones de Introducción al Periodismo, siempre insisto a los estudiantes en la necesidad de corroborar, una y otra vez, lo dicho por las fuentes y, asegurarse de que esto sea cierto y comprobable.
Uno de los ejemplos nacionales, que en su momento fueron citados, fue la de la supuesta llegada a territorio nacional del grupo dominicano de Las Chicas del Can que, efectivamente, había anunciado su arribo a nuestro país.
Pero, a la hora del vuelo, las condiciones climáticas hicieron imposible el viaje, por lo que “Las Chicas” cancelaron su presentación, hecho que ocurrió a mediados de los 80.  Un periodista nacional, a quien no le llegó el comunicado a tiempo de la cancelación del vuelo, no fue al aeropuerto, sino que se limitó a publicar una foto de archivo del grupo, con una supuesta entrevista a las jóvenes cantantes.
Al otro día, paralelamente con este artículo, salieron los de los otros periódicos, quienes aclaraban que “Las Chicas” no llegaron y las razones de su no presentación en el país.  Por supuesto, el periodista fue despedido, siendo ese su último trabajo con un medio de comunicación.
El mensaje periodístico ha de ser siempre “creíble y muy cierto”, aunque su contenido, dicho en otras bocas o escrito por otras manos, lo haga increíble por completo.
A propósito de la credibilidad, el periodista norteamericano Kevin Hall, ex director de “Tropic”, suplemento dominical del Miami Herald, explica en su libro ¡Periodismo y creatividad”,  los errores más frecuentes de los periodistas, que los llevan a disminuir en su credibilidad.
Dice Kevin Hall,  “los errores más comunes que cometen algunos
reporteros, en su afán de conseguir la fama son, en su orden los siguientes:

- Personajes ficticios.

- Personajes compuestos: cuando, a base de situaciones reales
de varias personas, se crea un solo personaje que vive todo.

- Testimonios falsos, para dar credibilidad a una información
que no puede ser demostrada.

- Citas incorrectas: cuando se acomoda lo que dice determinado
personaje o testigo para que quede mejor lo que se quere
demostrar (este es el error de la CNN: acomodar lo que dijo el
general Moore para dar contundencia a una información que solo
era un rumor).

- Todos estos errores, recogidos en el libro "Periodismo y
Creatividad", violan la regla esencial del periodismo: el
apego a la verdad.”
La credibilidad, como sinónimo de confianza en lo que se nos dice o bien, de ver la verdad en lo que se nos dice, no sólo es necesaria para los periodistas, sino que es un valor universal indispensable en la vida de toda persona, sea esta o no profesional.
Del  escritor y periodista Gabriel García Márquez rescatamos “ que el periodismo obliga a  ajustarse estrictamente a la verdad, aunque nadie te la crea”.

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