La muerte de Mariano

Fui impactado por el fallecimiento de Mariano Matamoros, hombre que empezó como fotógrafo en la revista VIVA, a finales de los 80 en La Nación y que, actualmente, era uno de los más prestigiosos fotógrafos de nuestro país.

Mi relación con Mariano se inicia ahí, precisamente, en la revista VIVA, haciendo artículos humanos, variados y de farándula. Empezó siendo muy joven, a lo sumo 20 años, de él me quedan como recuerdos su gran calidad profesional y gran afición por la música rock.

Y es que ser un buen fotógrafo no es, simplemente, el hecho de tomar fotos, sino ser un buen intérprete de la realidad que observa a travez del lente de su cámara. Así fue él desde un principio, muy hábil y profesional.

Al enterarme de su muerte vino a mi el último trabajo en que coincidimos: una serie de fotografías al Monumento Nacional, allá por abril de 1989, una labor que requirió el uso de un vehículo especial con grúa, para observar desde muy cerca las imágenes de bronce de la obra.


Al enterarme de la muerte por infarto de Mariano pensé en cuál pudo ser su última fotografía; esa que lo obligó a disparar por última vez el obturador de su cámara.  Podría ser  esa que observo en su Perfil de Facebook, de una joven con unas rosas rojas, una foto muy extraña.


La muerte de este joven lleno de talento es una llamada de atención a los que quedamos y es que la vida es así de efímera, como el relampaguear del flash de una cámara.