15 de octubre de 2009

PERDONE, PERO NO SOPORTO (2)


Segunda Parte

Mientras me acomodaba en el antiguo rincón de Tranquilino observé con sorpresa varias hojas de cuaderno, cuidadosamente dobladas en el fondo de una de las gavetas.

Al ver la escritura el corazón me dio un vuelco: era la letra del fallecido. Salí corriendo con la carta hasta donde nuestro jefe, quien, a petición de todos, dio lectura al escrito que decía lo siguiente:

“Yo, Tranquilino Cocoduro, mayor, soltero, a manera de despedida de todos aquellos con quienes compartí en la oficina, me permito manifestar lo siguiente: decidí terminar con una vida llena de situaciones que, como verán...PERDONEN, PERO NO LAS SOPORTO.

NO SOPORTO a todos esos compañeros de la oficina que le dicen a todo “no se puede”, “no se”, “no tengo” y “no hay”. Para esos minusválidos de la acción, que ven todo como imposible nada les será posible... salvo el ir a cambiar el cheque del sueldo.

NO SOPORTO a la gente maleducada, que se mete a los ascensores, sin esperar a que salgan los que están dentro.

NO SOPORTO a los compañeros que ya a las 9 de la mañana deambulan por los pasillos con un percolador en la mano y a esos mismos, que faltando diez minutos para la salida, ya están haciendo fila ante el reloj marcador.

NO SOPORTO a los que estornudan una vez y, de inmediato, salen corriendo al Seguro para que los incapaciten.

NO SOPORTO a los que se “cuelan” en las filas de los buses, ante la mirada tolerante de todos.

NO SOPORTO. A los que te piden “un cigarrito, luego un fosforito y termino prestándoles el zapato para que apaguen la chinga en el suelo.

NO SOPORTO a esas mujeres, compañeras, que planean un té, piden de requisito un plato de bocas y una vez iniciada la fiesta, se quedan mirando con tristeza la comida, alegando que no pueden comer por estar a dieta.

NO SOPORTO a quienes hablan de ir a un “pijama party”, en vez de admitir que lo que quieren es irse a dormir a la vecindad. O a los que hablan de “baby shower”, en vez de “un té de canastilla”.

NO SOPORTO a quienes se regocijan o entristecen con esa tonta aritmética del fútbol “ganamos 3 a 1” o “perdimos 1 a 0” “y ahora qué haremos, no podremos ir al Mundial”.

NO SOPORTO a quienes yo para ayudarlos les decía “mirá, tomá estos mil pesos” y ellos con toda frescura respondían: “no jodás, echámelos a la bolsa”.
NO SOPORTO esas raras contradicciones de la vida: al ejecutivo muy orondo que camina por las aceras, vistiendo un calientísimo traje entero, luego llega a la oficina, se quita el saco y, de seguido, conecta el aire acondicionado. Es decir, se desviste con el frío y se cobija bien cuando hay sol...

“Hasta aquí voy a leerles la carta de Tranquilino”, nos dijo don Severo, “porque es tan larga que pasaríamos en eso el resto del día y hay que seguir trabajando”.
-Jefe, parece que todos le caíamos mal a Tranquilino, dijo Pancracio, el encargado de limpieza.
-Puta, mandagüevo, no aguantaba ni que habláramos de fútbol. –apuntó Hipólito, el subjefe-.
-Hay, tan hipocritón Tranquilino. Si nos hubiera hablado con franqueza se habría desahogado y no habría terminado así. –agregó Vinita, nuestra secretaria-
Don Severo, que escuchaba a todos muy atento, se puso de pie y nos dijo:
-Miren, aunque tiene mucho de cierto esa carta, en esta vida debemos de soportarnos unos a otros con paciencia. ¿A dónde iríamos a parar si todos hiciéramos lo mismo que Tranquilino?
Yo, por mi parte, me quedé callado, como dice Tranquilino que hace la gente en la fila de los buses, para no quedar mal con nadie; pero desde entonces no puedo subir a un lugar muy alto de nuestro edificio sin que se me venga a la cabeza algún detalle de aquella carta y...de repente...siento unas ganas tremendas de arrojarme al vacío...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó.
Excelente.

Aunque me hubiera gustado que terminarán toda la carta. Tal vez así me sentiría mejor acompañado.

Saludos
hannibal

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