15 de septiembre de 2011

EL MOTOR DE LA NOTICIA

 
El escándalo sirve hoy, más que nunca, de combustible al sensacionalismo, tendencia periodística que busca  producir una fuerte emoción o impresión, con noticias controversiales de sucesos y revelaciones de alcoba.

Nada como un  “escándalo” para agitar las sensibles aguas de la opinión pública,  a favor o en contra de alguien o de algo.  Y cuando el hecho o la conducta escandalosa se descubren, es el periodismo el medio difusor obvio de la situación curiosa, que atrae la atención de una mayoría.



En nuestro país, quienes leen los diarios Extra y La Teja,  creen que la estrategia de utilizar escándalos para llamar la atención e incrementar las ventas de los diarios es un fenómeno de la comunicación social nacido en el presente.

Al comienzo de mis clases de Periodismo, me es común escuchar a los recién llegados alumnos confundir los términos “sensacionalismo” con “amarillismo” y casi todos se limitan a decir que el diario Extra o La Teja son “amarillistas”, así no más.

Muchos olvidan que antes de estos diarios existió en nuestro país el periódico La Hora, quizá el primer diario sensacionalista costarricense y  cuyas últimas ediciones se vendieron allá por 1978, coincidiendo poco después con el nacimiento del diario Extra.

Lo más reciente

Entre los más recientes escándalos nacionales cabe destacar el uso por parte de Extra de fotografías de extrema crudeza del futbolista Dennis Marshall, fallecido en un accidente el 23 de junio anterior.  La desaparición de Marshall, integrante de la Selección Nacional y del Aalborg danés, causó gran impacto dentro y fuera del país.

Cuando salieron publicadas las fotos, por su crudeza, la gente se escandalizó y llamó “amarillista” a la Extra. Algunos canalizaron sus denuncias a este medio, unos por las redes sociales, otros en programas radiofónicos y otros, como el caso del Colegio de Periodistas, por intermedio de su Comité de Ética, utilizando los argumentos legales pertinentes.

Lo cierto es que nadie se pregunta cuándo, ni cómo es que nació esta tendencia periodística llamada “sensacionalismo” de aprovechar escándalos, controversias y situaciones ridículas, que ponen en entredicho a personajes públicos reconocidos y a famosos, a escala mundial.

Antes del escándalo generado por las fotos de Marshall cabe recordar la muerte de Parmenio Medina, el 7 de julio del año 2.001, hecho que involucró al Padre Minor de Jesús Calvo.  Asimismo, hay que recordar la condenatoria a 21 años de cárcel,  que el Tribunal de Juicio de Alajuela impuso al padre Enrique Delgado, creador de “La Hora Santa” y del albergue “El Don de María”, quien resultó culpable en una causa por delitos sexuales contra menores.

A escala internacional, aún el mundo recuerda perplejo la vuelta en reversa del Padre Alberto Cutié, sacerdote puertorriqueño,  quien colgó los hábitos, luego de que el 5 de mayo del 2.009 fue captado por fotógrafos de la revista TV Notas USA  en situación comprometedora con una mujer en la playa.

Todos los anteriores ejemplos coinciden con los parámetros ofrecidos por el colega José Luis Mora en su exposición del día 10 de agosto pasado, durante una de las últimas lecciones de la materia Opinión Pública, cuando nos explicó que en términos modernos, el escándalo es una circunstancia que:

 “Denota aquellas acciones o acontecimientos que implican ciertos tipos de transgresión que son puestos en conocimiento de terceros y que resultan los suficientemente serios para provocar una respuesta pública”.

Características:

a). Su ocurrencia o existencia implica la transgresión de ciertos valores, normas o códicos morales.
b). Implica un elemento de secreto o de ocultación.
c). Algunos no participantes desaprueban las acciones o los acontecimientos y pueden sentirse ofendidos por la transgresión.
d). Algunos expresan su desaprobación denunciando públicamente las acciones o los acontecimientos.
e). La revelación de las acciones y la condena pueden dañar la reputación de los individuos responsables.

El escándalo, según nos lo indicó José Luis, también tiene que ver con asuntos de índole económica que fueron “contaminados por la corrupción”.

“CORRUPCIÓN: Perversión o pérdida de integridad en el ejercicio de tareas públicas por soborno o favoritismo, especialmente en el caso de los funcionarios del Estado o de alguna otra institución pública

La corrupción puede dar lugar el escándalo (Escándalos financieros y políticos- CAJA-FISCHEL, ICE-ALCATEL”, indicó José Luis.

 

Todo empieza en Nueva York

    
Es a  finales del siglo XIX, que se dio el nacimiento de los primeros diarios sensacionalistas en Estados Unidos, quienes iniciaron una nueva visión informativa, dando a conocer noticias que solían pasar inadvertidas, o estar escondidas y que no eran tratadas por otros medios.

El primer antecedente que existe del periodismo sensacionalista lo tenemos con Joseph Pulitzer (1847-1911), emigrante húngaro nacionalizado norteamericano, quien en 1887 adquirió el New York World, que bajo su dirección se convirtió en un periódico importante, famoso por su sensacionalismo, sus revelaciones, sus reportajes extensos y detallados, sus cruzadas contra la corrupción y por su opinión editorial marcadamente laborista.

También en ese mismo año de 1887 surge el más grande competidor de Pulitzer: William Randolph Hearst (1863-1951), editor y político norteamericano, quien tomó las riendas del periódico de su padre un senador multimillonario, el San Francisco Examiner. Siendo el editor general del periódico, utilizó con éxito los métodos sensacionalistas que posteriormente han sido conocidos como periodismo amarillo o amarillismo, del que se le considera precursor. En 1895 adquirió el New York Morning Journal, y el año siguiente empezó a publicar el Evening Journal. En unos pocos meses la tirada conjunta de estos dos diarios había alcanzado la increíble cifra del millón y medio de ejemplares.

Escenas de crimen, la cruda realidad de los bajos fondos empezó a publicarse como gran novedad en estos diarios, ante la mirada curiosa y atónita de los lectores, no acostumbrados a ese estrafalario y sangriento género periodístico.

El periodismo sensacionalista había nacido para quedarse, pese a que su irrupción en el mundo informativo atrajo en un principio la burla y el desprecio de los demás diarios, dirigidos a un público serio y culto como lector.






Sensacionalismo moderno



Después de Pulitzer y de Hearst, Joseph Paterson es el moderno fundador de la prensa sensacionalista, quien el 26 de junio de 1919 fundó en Nueva York el periódico Ilustrated Daily News con un estilo muy atractivo basado en fotografías grandes, amplias, respaldadas con enormes títulos muy  breves y llamativos.

Eran publicaciones llenas de fotografías para ser ojeadas, no leídas y cuya temática eran chismes, farándula, sexo, accidentes, suicidios y crímenes.

Había entonces en Nueva York 6 millones de personas, 5 de ellas emigrantes extranjeros. 

En ese momento, para los demás periódicos, la fotografía no representaba algo importante, era despreciada, siguiendo la tradición propia de la literatura que dio origen al periodismo.

Audaz e ingenioso, Paterson impuso un estilo extravagante, basado en la información con muchas más fotos que texto.  Al principio ocupaba el quinto lugar en ventas y al final de 1919 alcanzó el segundo puesto.

Paterson aprovechó la guerra de las mafias que elevaba en ese momento los números de la tasa de criminalidad. Un tercio de su periódico trataba sobre crímenes y escándalos, en tanto que los otros tres diarios trataban sobre temas serios y eventos previamente programados.

El factor gráfico: la cámara

El trabajo de los fotógrafos del Ilustrated Daily News no resultaba nada fácil con cámaras tan grandes y pesadas que los obligaban a ser verdaderos atletas y a transportarlas en camiones.

Aún así, la incomodidad de sus instrumentos de trabajo era de sobra compensada con mucha energía y entusiasmo por los fotógrafos, que tomaban gráficas de las noticias casi en el momento en que estaban ocurriendo.

En el Sunday Mirror se utilizó la cámara Speed Graphic, que en su tiempo se convirtió en una gran novedad.

El año de 1920 marca la edad dorada para el estilo sensacionalista. Para 1922 y observando el éxito de Patterson, Hearst funda el Daily Mirror y se inicia una encarnizada competencia.

Para entonces la fotos tenían una apariencia espeluznante y ofrecían sin ningún recato todos los detalles, por morbosos y repugnantes que resultaran, sobre asesinatos, escándalos y crímenes provocados por triángulos pasionales.

Al estilo sensacionalista se le llamó en un principio “estilo negro” por el tono y el contrastado de las gráficas de dicha época.

La gran cantidad de fotos con las que se apoyaban los textos se explica porque el sensacionalismo buscaba hablar más con imágenes, ya que las noticias estaban dirigidas a un público de emigrantes que no sabían el inglés o lo dominaban muy poco.

Los fotógrafos y periodistas de ese tiempo escuchaban la radio de la policía, se subían a las ambulancias y carros de bomberos y atrás de ellos eran seguidos por los camiones con las cámaras.

Una vez en la escena del crimen o del accidente, periodistas y fotógrafos se bajaban de las propias ambulancias y sin ningún reparo hacían su trabajo, hasta que una ley se los prohibió, para proteger un tanto las identidades de las víctimas.

El éxito no les parecía suficiente a estos fotógrafos, si se habían propuesto lograr una primicia los demás tenían que fallar y se obstaculizaban unos a otros, a la hora de instalar las enormes cámaras sobre sus trípodes.

Fotógrafos y periodistas eran amigables  y departían tranquilos hasta que empezaban a tomar las fotos y a competir por la información, se empujaban, tapaban unos a otros y hasta llegaban a los golpes y violaban las más elementales normas de la ética con tal de lograr la mejor foto.

Iban a las morgues y hasta arreglaban a los muertos cuando no podían tomarlos durante el suceso. En la publicación las fotos se mezclaban con el atractivo de los títulos: “Camino a la silla eléctrica”, “El brindis de un gangster”.

El estilo de escribir las notas era más breve y atractivo.  Insinuaban con imágenes y las historias eran hirientes y audaces: “Su cabeza parecía un colador... es lo peor que he visto como policía...”.

Las fotos tendían a ser más desagradables y arregladas que las de corte tradicional; no sólo presentaban al crimen, sino que se mezclaban con la escena del crimen.  Los fotógrafos y periodistas sensacionalistas fueron muy criticados, de ellos se decía que eran una amenaza y calificaban a sus diarios como “repugnantes”; empero, no se prohibía su venta.

En su defensa, los estilistas del sensacionalismo decían que el público tenía todo el derecho de ver los sucesos tal y como ocurrieron, a ver las cosas como son, mostrando con desparpajo la columna vertebral de todo asesinato.






El caso Snyder

En 1922 Ruth Snyder asesinó a su esposo y los periódicos sensacionalistas de inmediato se lanzaron en una loca carrera por sacar el máximo provecho a la historia: la alargaban, convirtiéndola en una pequeña novela.

Cuando se daba el caso de la noticia con muertos de un triángulo amoroso, las fotografías presentaban con toda frialdad la ejecución del criminal. Eran historias simples, un tanto cursis acerca de una esposa que mataba al marido para cobrar una póliza y luego escapar con su amante.

Cuando llegó el 12 de abril de 1922, día de la ejecución de Ruth Snyder el nivel de la competencia entre los periódicos llegó a su máxima expresión, porque nunca antes se habían tomado fotos de la ejecución de una mujer en la silla eléctrica.

Para ese día el Daily News contrató a Tomás Howard un fotógrafo desconocido en el medio, quien llegó con el pretexto de querer publicar una historia especial sobre la condenada.

Howard llevaba una cámara oculta, escondida en su pantalón y para la época, con los recursos técnicos de entonces, logró una foto dificilísima, que al resultar perfecta, logró pasar a la posteridad como la primera gran primicia sensacionalista de la historia.

La ejecución de Snyder se fijó para una noche de enero de 1922 y Howard, dadas las limitaciones de su cámara, sólo tenía una única oportunidad de tomar bien la foto. El asunto era de ahora, o de nunca.

Pero Howard, haciendo alarde de gran profesionalismo y audacia, tomó dos fotos y salió a toda carrera con los negativos hacia el Daily News.  Al día siguiente, la primera página anunciaba con enormes letras: “Dead” (Muerta!).

Por supuesto, el diario se agotó de inmediato y vendió medio millón de copias, lo cual provocó la envidia y el consiguiente disgusto de la competencia, quienes acusaron a Howard y a su periódico de haber faltado a la ética.

No contento con su primer golpe de efecto, Paterson amplió los detalles de la historia y volvió a publicar la foto, obteniendo de nuevo el éxito.  Entonces la competencia, en un arranque de desesperación publicó  una copia de lo que hizo en su primera página el Daily News.

La noticia de esa ejecución dio gran prestigio y ventaja al Daily News por sobre el resto y le convirtió en el diario más importante de su época.  No era de extrañar que para entonces, todos los fotógrafos se pelearan por trabajar para el Daily News.



El hijo de Lindberg

El secuestro y posterior asesinato del hijo de 19 meses del famoso piloto Charles Lindberg, en 1932, atrajeron el interés de la prensa nacional e internacional. Un carpintero de origen alemán llamado Bruno Hauptmann fue declarado culpable y condenado a muerte.
Lindbergh no quería que la tragedia de la muerte de su hijo secuestrado cayera en manos de los diarios sensacionalistas; pero estos se la ingeniaron para obtener sin su permiso las gráficas del bebé muerto.

Si un marciano hubiera llegado a visitar Nueva York en esa época, de los años 20 y 30, hubiera creído que había dos mundos, el del Times, más serio y comedido, en contraste con el sórdido mundo del Daily News, que no sólo se limitaba a ofrecer noticias, sino a contar historias.

La fotografía fue el instrumento clave, la herramienta que históricamente distinguió desde el principio al periodismo sensacionalista del resto. El sensacionalismo invitaba al lector a zambullirse en la historia hasta saciar en ella toda su curiosidad y morbo.

Así, el lector promedio siempre se quedaba observando las fotos, buscando algo más, después de leer títulos como “Mató a lo que más amaba”, “Abatido a tiros por su rival”.

Hoy día las cosas han cambiado mucho y la cinta amarilla policial impide ingresar a la escena del crimen; pero en ese tiempo los fotógrafos y periodistas tenían libre acceso al sitio del suceso, e incluso la policía colaboraba con los fotógrafos posando para que hicieran su trabajo, de manera que nada quedara oculto.

 Hubo muchas ocasiones en que la foto, sumada  al título picante y morboso, condenaba de un plumazo al criminal, de manera que la objetividad quedaba en un segundo plano.

La actitud de la policía también era muy distinta a como ocurre ahora; los uniformados de ese entonces disfrutaban del protagonismo: la prensa mostraba a los guardias sujetando por el cuello al criminal sin ningún miramiento, dando a entender que los guardias no tenían guantes de seda.

Los suicidios, especialmente los ahorcamientos, se presentaban de manera aún más horrorosa que los asesinatos, estableciendo una cruel competencia por la atención de los lectores.

Tampoco los cadáveres eran cubiertos con mantas o protegidos con bolsas plásticas como sucede ahora, y con la cinta amarilla alrededor de la víctima o bien delimitando la escena del suceso, ni a los asesinos se les colocaba nada en sus rostros para ocultar sus identidades.

Para los lectores, cada nueva edición representaba una oportunidad de saciar su curiosidad, se sentían fascinados y leían como idiotizados acerca de los detalles del crimen o suicidio.

Los periódicos también hacían sus ganancias publicando las cartas de los suicidas, que así competían por obtener algún efímero trozo de fama póstuma en la primera página del Daily News.

Mafia y Hollywood

A mediados de la década de los años 30 fama, crimen, vicio, sexo y fortuna eran los ingredientes del éxito de una fórmula para atraer el interés de las cámaras.

A ellos se sumaba las fotos de estrellas de los famosos de Hollywood, porque en ese tiempo al igual que hoy, a las celebridades les gustaba la publicidad gratuita y accedían a tomarse gráficas con poses de corte erótico, con tal de obtener una mejor publicidad.  Así se creaban super estrellas a partir de la fuerza de los tabloides, que ofrecían en sus páginas una buena dosis de sexo con violencia y morbo.

El Daily News cubriría así el regreso del gangster Frank Costello, después de tres años en la cárcel, en los años 20.  Los primeros diarios sensacionalistas crearían un imperio a partir del hecho de que “el escándalo vende”.

La prensa sensacionalista reinó por tres décadas 20-30-40; pero ya en 1950 entra en escena la televisión aportando el sonido a imágenes en movimiento y cuyas ediciones de noticias acabaron pronto con las ediciones nocturnas de los diarios.

Pero aunque se debilitaron, los diarios sensacionalistas fueron lo suficientemente fuertes como para no morir, al menos del todo.

Muchas de las viejas mañas y técnicas de esos primeros diarios aún subsisten y hasta se perfeccionan, fusionándose con las nuevas técnicas de impresión y edición de los diarios modernos; quizá un poco más serios.

Lo que quizá nunca se llegue a igualar es el espíritu de riesgo y la audacia de todos esos fotógrafos y periodistas pioneros de un estilo nuevo, fresco y atrevido para informar y que al hacerlo, lo hicieron de una forma más emocionante y atractiva. (FIN)

Fuentes informativas:

  1. Thompson John B. (2001) El escándalo político. Poder y visibilidad en la era de los medios de comunicación. Paidos Iberica.España.
  2. Joseph L. Gómez Mompart & Enric Marín Otto (1999). Historia Universal del Periodismo. Ed. Síntesis.
  3. Alejandro Pizarroso Quintero. (1994) Historia de la Prensa. Ed. Centro de Estudios Ramón Areces. S.A.
  4. Varios Autores (1962) El Periódico. Tomo CXLII. Enciclopedia UTEHA.
  5. Varios Autores (2.007)  Diccionario de la Real Academia Española.



Otras fuentes:
 
  1. Documental de dos horas: “The eye of the notice” proyectado por el The History Channel.
  2. Enciclopedia virtual ENCARTA, versión 2.007.




1 comentario:

Anónimo dijo...

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