26 de diciembre de 2009

La trágica vida de Margaux Hemingway


Por: Luis Fernando Mata


Son las 2:30 a.m. de hoy y acabo de observar, en el canal I la vida de la modelo y actriz Margaux Hemingway. Me impresionó tanto que me he puesto a escribir, tratando de rescatar algo de lo que medio recuerdo de esta sufrida mujer.

Margaux nació el 16 de febrero de 1954 en Portland, Oregon, Estados Unidos. Fue nieta del escritor y periodista Ernest Hemingway, cuya obra más reconocida es «Por quién doblan las campanas», especie de crónica novelada de la Guerra Civil Española.



Fue la segunda de tres hijas y la más cercana a su padre con quien siempre se relacionó entrañablemente, compartiendo con él su gusto por la vida al aire libre, la aventura y el amor a los animales.

Su infancia se desarrolla en el condado de Idaho, en una zona turística repleta de bosques, ríos y hasta zonas para esquiar. Allí se acostumbró a dar rienda suelta a su espíritu aventurero.

Desde pequeña padeció de convulsiones y se le diagnosticó epilepsia, mal que le repercutía en dificultades de aprendizaje y dislexia. Nunca destacó como buena estudiante.

De niña fue abusada por su padrino, hecho que no dio a conocer sino después de cumplidos los 30 años y que provocó una fuerte reacción de rechazo contra ella de su familia, es decir, como decimos aquí en Tiquicia, "tras de que deben, cobran".

En un restaurante que servía de centro de reuniones para jóvenes conoció a un hombre que le aconsejó se dedicara al modelaje, un oficio que no era bien visto por su conservadora familia.

Por una rosa...

De alguna manera se las ingenió para visitar Nueva York a principios de los 70. Estando en un hotel la abordó Stuart, un atractivo muchacho que resultó ser hijo de un adinerado empresario. Él simplemente le llevó una rosa y la enamoró de inmediato.

Ambos se casaron en 1975, teniendo ella 20 y él 35. Por medio de contactos empresariales, su marido logró para ella un contrato como modelo de la marca Fabergé, que en ese momento ocupaba un primer lugar en ventas con la colonia varonil Brutt.

El contrato resultó ser por un millón de dólares, el más alto jamás pagado a una modelo hasta ese momento. A partir de ahí llegaron otros poderosos clientes y la revista Time la catapultó al éxito, publicando su fotografía nada menos que en la portada.



Tenía un año de haber llegado al modelaje y ya era millonaria. Viajaba en limusinas y se codeaba con lo más alto e influyente del mundo de la moda.

Un éxito llamaba al otro y así, de contrato en contrato, Margaux no tardó en acaparar la atención de Hollywood y fue elegida sin ser actriz por el productor Dino de Laurentis, quien quizá impresionado por su belleza, carisma y sonoro apellido, no dudó en darle el papel protagónico en un filme.

En la película, ella y su hermana eran violadas por un tipo que, a base de argucias, logra esquivar a la justicia.

Al momento de ser contratada, Margaux sugirió que le dieran un papel a Mariel, quien es su hermana menor en la realidad, una idea que fue acogida con entusiasmo por los productores, ante la posibilidad de obtener una mayor credibilidad en la narración.

Cuando la película se estrenó, al contrario de lo que se esperaba, el público abucheó a la mitad la cinta y al día siguiente llovieron críticas hacia la cinta que fue calificada de «vulgar descripción». A los productores se les tildó de irresponsables, por haber contratado a una modelo, que como actriz resultaba muy tiesa e inexpresiva.

Para sorpresa de todos, la crítica favoreció a Mariel, a quien tildaron de «la revelación» y del «gran descubrimiento», de Hollywood. Esto provocó un notable distanciamiento entre las hermanas, especialmente departe de Margaux, acostumbrada a triunfar siempre en sus proyectos y pasar por encima de cualquier competencia que le saliera al paso.

Después de este fracaso regresó a su trabajo de modelo que, a pesar de todo, le seguía deparando cada vez mayores ingresos y fama. Entretanto, Mariel iniciaba una carrera de actriz en Hollywood, logrando integrarse al elenco de famosas películas.



A raíz de este primer fracaso en el cine, Margaux empezó a tomar alcohol desmedidamente.

En 1984 se divorció de su primer marido alegando incompatibilidad de caracteres. Se casaría de nuevo, pocos años después, con Bernardo, un rico empresario de ascendencia francesa. Este hombre sería el amor de su vida, con él viajaría por varios países y hasta vivieron en un castillo por un par de años.

Pero a Bernardo se le ocurrió hacer una película documental sobre Ernest Hemingway, en la que la nieta haría un viaje en la historia, hasta reencontrarse con su famoso abuelo.

Pese a la fama de su abuelo Ernest, Margaux nunca se había leído ninguna de sus novelas ni cuentos (recuérdese que escribió "El viejo y el mar", de ahí que con frecuencia metiera la pata y quedara en el ridículo.

Cuando recreaban algunas escenas del libro «Muerte en la tarde», Margaux fue llevada a un redondel repleto de público y ahí, un torero le dedicó la corrida matando a un toro de lidia. Al ver sangrar al animal, la actriz no supo qué hacer y se puso a pegar gritos y a llorar. Los productores debieron cancelar la filmación. A raíz de este hecho y de contínuos roces se produjo también su segundo divorcio (de seguro le echó a este segundo marido los clavos del fracaso).

Margaux se quedó sola por varios años. En 1988 sufrió un grave accidente que la tuvo hospitalizada por meses y debió someterse a diversos tratamientos con fármacos.

Para olvidarse de los dolores tomaba medicinas y para aliviar los efectos secundarios de inyecciones y píldoras, la actriz acudía a su viejo amigo el licor.

Después de su segundo divorcio, a principios de los 90, conoció a su tercer amor, el hijo de un político norteamericano, un prominente abogado, joven y multimillonario (aprendan: no se fijaba en cualquier tarambanas como algunas de por aquí). No obstante la relación no se concretó en boda y se diluyó, quedando en una simple amistad.

En adelante, Margaux empieza una búsqueda intensa por lograr la paz interior y se refugia en lo que ella veía como espiritualidad: la nueva era y su gente con sus creencias y costumbres. Incluso hace un viaje a la India y al regreso, su hablar incoherente y cabeza rapada hacen que su familia la interne en un centro psiquiátrico.

Mientras intentaba dar respuesta a su crisis existencial y al enorme vacío interior, la actriz recibe del gobierno un cobro de casi un millón de dólares por concepto de impuestos dejados de percibir, ya que desde el inicio de su carrera de modelo, no había rendido cuentas a las autoridades financieras de su país.

Los problemas económicos la llevan a participar en varias películas de poca importancia y bajo presupuesto, actividad que intercalaba con cantidad de entrevistas que concedía y programas que visitaba. Allí contaba su historia y relación con el alcohol y las drogas.

Durante este período de búsqueda, Margaux revela que cuando niña fue abusada por su padrino, ya fallecido, y esto desata el enojo de su familia, que no le perdona el haber divulgado un secreto familiar.

Sin trabajo en el modelaje, sin empleo en el cine, y con la familia enojada, Margaux incursiona en la televisión y participa ocasionalmente en un programa turístico de su padre, dando a conocer las bellezas de Idaho. También trabaja por algún tiempo en un espacio conservacionista y destaca por sus conocimientos y habilidad en el trato con toda clase de animales.

A causa de la epilepsia que sufría desde pequeña enfrentó serios problemas de aprendizaje, entre ellos la dislexia, un trastorno que influyó negativamente a la hora de aprenderse los guiones de las películas y comerciales en los que debía participar.

Aunque en la televisión seguía reafirmando su alejamiento del alcohol y las drogas, lo cierto es que era esclava de las llamadas "drogas legales", aquellas que como el Fenobarbital, le recetaban los médicos para mantenerla coerente.

La cantidad de fármacos que ingería a diario era diversa y algunas medicinas causaban reacciones negativas en presencia de otras.

Un hecho que marcó su vida y llegó a ser la gota que colmó el vaso de su paciencia fue la pérdida de su autobiografía, borrada a raíz de una falla en su computadora.

El 2 de julio de 1996 fue encontrada muerta en su departamento de Santa Mónica, California. Los médicos encontraron en su cuerpo una cantidad inusualmente elevada de Fenobarbital.

Moraleja: todo lo que sube algún día tiene que bajar, según las leyes de la física; pero en casos como el de Margaux, creo, ella mereció una mejor suerte. ¿Verdad?

1 comentario:

MARGAUX HILDEBRANDT dijo...

Una vida increible, por eso mi madre me puso su nombre,