13 de diciembre de 2009

Carta a fulana de tal (Tras la muerte de su padre)

Hay circunstancias de la vida imposibles de evadir.
Son como viajes sin retorno, como cadena perpetua,
como renunciar a cargar huesos
o a tener sombra.

No es posible retener nada ni a nadie por siempre.
Por larga que sea la llamada de la vida
habrá un día en que tendremos
que colgar el teléfono.

Siempre llega ese día en el que quien era deja de ser;
quien tenía, deja de tener y quien podía, deja de poder.
Lo que Dios se lleva sólo Él sabe dónde lo deja;
Pero siempre será el mejor lugar.

“Cuando un árbol se va del patio familiar,
deja en pie un gran hueco de luz.

“Para quien no compartió nada con él,
allí simplemente no hay nada.

“En cambio, para los que se cobijaron
con su sombra o compartieron su presencia,
rica en recuerdos, ese hueco de cielo abierto
lo vuelve a hacer presente en cada amanecer.

“Aunque nadie es indispensable. Nadie es reemplazado.
El misterio personal es irrepetible.

“Cuando queremos retener lo que está destinado
a terminar, nos impedimos disfrutar de lo que perdura”. (1)

Bendito sea Dios, que nos manda las pruebas
Porque es en las pruebas que nos acordamos de Él.

Las dificultades angustian y doblegan; pero luego,
cuando se superan, dejan un recuerdo imborrable,
lleno de amor y satisfacción.

Nada externo a nosotros debería desequilibrarnos,
si creemos en Dios y si Él gobierna nuestras vidas.

Mantén el corazón tranquilo y la mente en calma
y un manantial de bendiciones brotará en ti,
desde el fondo de tu alma.

Ante situaciones difíciles y tristes no queda más
que decirnos: “esto ocurre por algo y para algo y
ese algo... tiene que ser bueno”.

Claro que lo se: no tienes un problema sino varios,
una necesidad, sino muchas; pero un único y
poderoso Dios, al cual clamar por todas ellas.

Aunque te sujete con toda la fuerza de sus manos,
libérate del pasado y apura el paso, que a lo lejos,
un mejor futuro te aguarda.

¿Sabes cómo somos? Como naranjas. Si, como naranjas.
Si te compadeces de las naranjas y no las oprimes,
ni las hieres con cuchillo, se te pudrirán, sin que nadie
las aproveche.

Sólo oprimiendo a las naranjas extraerás de ellas todo su jugo.
Quien nunca ha sido afligido ni inquietado, no puede, ni podrá,
aspirar al reino de los santos.

El Profe,


Luis Fernando Mata


(1) Cinco párrafos tomados del libro “El paso y la espera” de Mamerto Menapace.

1 comentario:

María Morales web master dijo...

Como siempre muy lindas palabras profe...
Tiene mucha razón. Ojalá todos pudieramos aplicar lo que dice.
ÉXITOS