Por Luis Fernando Mata
¿Has tratado de lavar un paño que está bien sucio y percudido? Por más lavadora que tengas o que le eches ganas a mano, difícilmente quedará bien limpio y blanco.
Así hace con nosotros el SEÑOR, como con un paño bien sucio: ÉL primero nos mete en su palangana de agua bendita y luego, le agrega detergente de su gracia.
Después de dejarnos remojando allí, por un tiempo, el SEÑOR saca ese paño humano y con sus propias manos lo restriega, con mucha fuerza; pero con amor, hasta dejarlo bien limpio y fragante... con aroma a Cielo!
2 comentarios:
Exelente comentario prof, pues es cierto Dios es Misericordioso y grande en amor, para con sus hijos!!
Bendiciones....!!
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