Texto: Luis Fernando Mata Araya
NOTA: Esta publicación se hace en honor y recuerdo del periodista William Gómez, que en Costa Rica fundó el DIARIO EXTRA, empresa que posteriormente se convierte en el GRUPO EXTRA, formado por Radio América, La Prensa Libre, Extra Canal 42 y DIARIO EXTRA. Las entrevistas se realizaron en el año 2.000. Si algún medio de comunicación toma datos de estas publicaciones, por favor consignar su origen. LFMA.
A
75 metros
al oeste del Parque Central, sobre la acera izquierda, hay una minúscula
entrada que conduce al segundo piso donde funciona el Diario Extra. Ahí nos
encontraremos con su director el Lic. William Gómez.
Después
de salvar veinte gradas grises, apoyándonos en un pasamanos que mezcla los
tonos rojo y crema, llegamos a un vestíbulo, de ahí se nos autoriza el ingreso
a un pasadizo con la indicación de «al puro fondo, a la izquierda».
Durante
el corto trayecto nos atrae el olor a pintura fresca, a recubrimientos
plásticos, y observamos a varios obreros metidos dentro de un agujero
rectangular, en donde se adivina que emergerá una escalera.
Detrás
del mostrador varios empleados teclean en sus computadoras. Y más allá aparece
el periodista quien nos hace una seña hacia la puerta de su oficina.
Se
trata de un hombre relativamente alto, viste camisa celeste, corbata de dibujos
indefinibles, pantalón azul y zapatos negros. Aunque no es un hombre mayor -el
próximo 17 de junio cumple 50 años- algunas canas coronan su cabeza.
El
saludo nos permite estrechar una mano ancha, fuerte, ligeramente áspera, que no
encaja con los modales suaves y mirada tranquila de su dueño.
Nos
sentamos en uno de los negros y mullidos sillones de una sala de reuniones
aledaña a su oficina, y separada por una especie de biombo plegable, a la
manera de persiana vertical.
Al
no observar cenicero alguno, y a sabiendas de que el entrevistado ha sido un empedernido fumador
le preguntamos:
-¿Dejó
ya de fumar don William?
-No.
¡Qué va! Hace poco me dio una pataleta, pero no se la atribuyo al cigarrillo,
sino al estrés acumulado durante tantos años.
Cada cierto tiempo me da una de esas reacciones por estrés. Son bien toreadas.
-¿En
qué consisten?
-
Se me brotan las manos y las piernas. Las manos se me inflaman al punto de que
no puedo escribir. Los médicos dicen que son alergias.
-¿Y
cómo hace entonces con la columna Prisma?
-Dicto
la columna o digo que quiten mi nombre y que la escriba otra persona.
La
voz del periodista es suave, de tono ligeramente grave y apoya sus reflexiones
gesticulando, como queriendo apoyar con mímica sus ideas.
-¿Existen
presiones para que usted opine en uno u otro sentido?
-Si,
claro. Todos presionan. Hasta los
lectores lo hacen.
-¿Existe
el periodismo imparcial?
-Ninguna
persona en el mundo es totalmente imparcial, siempre tenemos algo de
subjetivos. Creo que los periodistas ticos son incapaces de poder escribir, por
ejemplo, objetivamente sobre el caso del río San Juan. No se concibe que los
nicas pierden soberanía si permiten que los ticos naveguen armados por ese río.
Admite
no ser vanidoso y su sencillez le lleva a encerrarse y almorzar en su propia
oficina. En dos entrevistas le sorprendemos con camisa celeste de manga larga
y, al preguntarle si tiene predilección por lo celeste, él sonriendo nos cuenta
que no se trata de preferencias.
«En
diciembre pasado cuatro personas me regalaron camisas y coincidieron en los
colores azul y celeste».
-¿Es
cierto que en periodismo no hay almuerzo gratis?
-Como
profesional uno puede asistir a todas las invitaciones que quiera; pero es
responsabilidad de uno acceder o no a lo que se le propone en un almuerzo que
de sobra cualquier periodista puede pagar.
A
la fuerza
El
periodista William Gómez Vargas nació en Barrio El Carmen de Alajuela el 17 de
junio de 1950, hace cincuenta y nueve años, es hijo de Arnoldo Gómez Bermúdez
(Q.d.D.g.) y de Carmen Vargas Villalobos, ambos comerciantes.
Tiene
un único hermano, Alonso, quien también es periodista y labora con el Diario
Extra.
«Somos
sólo dos hermanos, la vena periodística, que yo sepa, no nos viene de ningún
lado».
Su
mamá vivía en San José, pero cuando lo iba a dar a luz, su abuelita materna
exigió que él naciera en Alajuela, donde una amiga de la familia.
Hasta
los cinco años vivió con ambos padres en una casa verde que está rumbo a Paso
Ancho y que se ve de lejos, la propiedad completa ahora está destinada a las
oficinas de la
Dirección Vial.
Sus
padres se divorcian siendo él muy niño. De los cinco a los ocho años fue criado
exclusivamente por su madre. Después
pasaba temporadas donde uno y otro.
Silencio
y gritos
«La
familia de papá era muy conservadora y seria, en tanto que donde mamá eran muy
alboroteros y alegres.
«Entonces,
cuando estaba con papá y llegaba donde mamá se me descontrolaba todo, porque
ahí encontraba abrazos y gritos, tocaban la guitarra y cantaban. Era un
alboroto. Donde papá el ambiente era de
claustro y los tangos la música más atrevida».
Al
alegre ambiente materno contribuía el hecho de que su madre toca muy bien la
guitarra, instrumento del que aprendería
algunos sones, acompañándose con el clásico ritmo de «chiringa chinga».
La
influencia musical aún persiste: con frecuencia sus allegados lo sorprenden
tarareando algún bolero de aquellos de antaño, y que ahora pusieran de moda
Luis Miguel y Charlie Zaa.
Su
olfato empresarial empieza a tomar forma al lado de sus padres, según él mismo
lo describe:
«Mamá
tenía negocios hoteleros en Costa Rica, El Salvador y Guatemala y papá tiendas
de abarrotes, «El Muellecito», en av. 1,
una fábrica de confites, otra de melcochas y casas de alquiler.
«Papá
me enseñaba cosas de comercio, abarrotes e importación directa. Insistía mucho
en los problemas con las casas de alquiler. Y por su lado, mamá me hablaba de
hoteles y restaurantes. Gracias a Dios creo haber aprendido de ambos».
A
los 14 años empezó a independizarse. Mientras que Alonso se cría en Guatemala,
donde la familia tenía una cadena de hoteles, William se queda en San José.
Pocos
sueños
De
los juguetes que disfrutó en su infancia recuerda con cariño un autobús que le
trajo el Niño en 1955, y que incluía como gran novedad para la época, una
antena parabólica encima y un estridente
pito.
-¿Sentía
en su infancia que más adelante sería empresario?
-Como
papá y mamá eran comerciantes, siempre pensé que terminaría haciendo algún negocio, o
atendiendo los de mis padres. Me gustaban los hoteles de mamá, pero eso no fue
una obsesión. La verdad nunca soñé mucho, sino que enfrentaba las cosas como se
me iban presentando.
-¿Desde
cuándo le atraían las noticias?
-Ponía
mucha atención a las informaciones de la radio y la televisión. Estaba atento a
que llegaran los periódicos, La
Prensa Libre y La
Nación, para leerlos de primero. Incluso aprendí a leer a los cinco años, con
tal de poder disfrutar de «El Fantasma», una tira cómica que salía en La Nación.
El
trabajo -dice- ha sido como mi pasatiempo favorito, así que no jugué mucho de
niño, siempre me recuerdo ayudando en los negocios familiares. Lo más que pedía
era permiso para ir a jugar fútbol, pues en la escuela le pedían que fuera a
atajar.
De
niño jugó con las divisiones menores de la Liga y
hasta llegó a las reservas, siempre en la posición de portero. Jugando
volibol fue campeón nacional de primera división con el Vocacional de Alajuela
y también participó como jugador de basquet en distintos equipos.
Extrovertido
William
cursó la primaria en varias escuelas. Concluyó en la Augusto Colombari
de Barranca porque ahí su familia tenía un hotel llamado Bracali.
Más
tarde pasa al Liceo de Tilarán, cursa el primer año y pasa al colegio
Vocacional Jesús Ocaña de Alajuela donde estudia contabilidad y secretariado.
«Como
estudiante fui extrovertido en secundaria pues, en el Vocacional de Alajuela,
al mismo tiempo estaba en la selección de fútbol, baloncesto y volibol, además
saltaba a lo largo y representaba en la carrera de los seis y diez mil metros.
Fui electo Director el Día del Estudiante y Presidente del Gobierno
Estudiantil, cargo que dejé pues en ese año murió mi padre y debía faltar mucho
a lecciones por ver los negocios que papá tenía en San José.
«Entonces
antes de los exámenes andaba pidiéndole a las compañeras cuadernos prestados
para fotocopiar la materia y pasar la noche estudiando para ir al examen el día
siguiente y al menos salir bien».
Llega
el amor
En
la Universidad
de Costa Rica empezó economía, pero no pudo continuar por su matrimonio con la
deportista y empresaria alajuelense Flory Quesada Nuñez, con quien procrea tres
hijas: Iary, Catalina y Gabriela.
-¿Cómo
fue que se conocieron?
-Me
casé a los 21 años. Conocí a Flory en unas eliminatorias de baloncesto
intercolegial, ella era la mejor jugadora del Instituto de Alajuela. En una
práctica se le torció un tobillo y como debían jugar contra mis compañeras del
Vocacional. El ambiente estaba ardiendo. Al pasar por donde la atendían le dije
que se cuidara porque se le podía derretir el tobillo, hecho que motivo la
reacción de sus compañeros y hubo un altercado. Ella era campeona nacional y
seleccionada nacional de lanzamiento de disco y bala y muy conocida. A la
semana coincidimos en una fiesta y me acerqué a pedirle perdón, de ahí nació un
noviazgo que duró cinco años. Ahora
nuestro matrimonio ya va para los 30 años, y dichosamente el tobillo no se le
ha derretido.
«Más
adelante saqué tres años de periodismo en la UCR, luego, en la UACA, saqué el bachillerato en derecho y luego
terminé la licenciatura en periodismo.
Antes, por correspondencia, saqué electrónica con la Hempill Scholl.
Siempre me gustó la electrónica, de ahí que la estudié por correspondencia
saliendo del colegio.
El
título de licenciado en periodismo en la UACA obtenido en 1983 le fue reconocido hasta
1985 por el Colegio de Periodistas, luego de una larga y desgastante lucha en
la que participaron otros graduados de universidades privadas.
Paradógicamente,
en 1994 llega a ocupar la vicepresidencia del Colegio de Periodistas.
La
herencia
Don
Arnoldo Gómez, el padre de William falleció cuando este tenía 19 años. De inmediato se declaró la guerra por la
herencia.
«Como
éramos menores de edad -porque en ese tiempo la mayoría se alcanzaba a los 21
años- nos representaba mamá. Ella para entonces se había casado con un inglés
nacionalizado norteamericano. Yo no podía pelear la herencia de papá porque
había que dividirla entre mamá, la otra esposa y mi hermano.
«De
ahí salió una parte que la cogió mamá porque yo me independicé. Cuando me
tocaba cobrar se armaba un burumbún, pasé año y medio en un arroz con
mango. Llegó el momento en que no quería
saber nada del asunto por la cantidad de presiones familiares. Así fue como quise hacer mi vida aparte y sin
ayuda. Me vine a la Prensa Libre a
trabajar porque tenía gran amistad con José Andrés Borrasé Taylor (Q.d.D.g.).
Mi primer salario fue de ¢ 67,50 por semana. Mi primer trabajo oficial fue ese
y desde entonces tengo 31 años de venir a trabajar a este mismo edificio».
Extra
Su
primer contacto con Diario Extra se oficializa el 1 de julio de 1979, cuando
ingresa a esta empresa a partir de una sociedad
tipo 50-50% con José Andrés Borrasé Taylor (Q.d.D.g.).
En
1991 cesa el pacto 50-50 porque William Gómez compra su parte a José Andrés
Borrasé y establece una nueva sociedad, en donde él aparece como socio
mayoritario, en tanto que hay acciones en manos de su esposa Flory Quesada y
los primeros administradores Dunnia Ugalde Cordero y su marido Marcos Valverde
«por su lealtad demostrada desde el principio».
Medios
electrónicos
A
partir de 1990, William Gómez decide incursionar en los medios electrónicos,
primero adquiriendo la frecuencia de Radio América Latina, que era propiedad de
José Francisco Aguilar Bulgarelli.
Más
tarde opta por adquirir la frecuencia del Canal 42 UHF y negocia la compra en
tractos anuales de La
Prensa Libre con Andrés Borrasé, una millonaria operación que
recién se terminó de pagar.
Actualmente
funge como director de tres medios informativos: Extra Noticias TV 42; Impacto
Noticioso de Radio América y director de Diario Extra. Sin embargo tiene un
salario básico de gerente de la empresa, cuya cifra -registrada en su orden
patronal- dice ¢ 97.635 .
«Acudí
a los medios electrónicos como una defensa ante la agresión de La Nación con Al Día, porque
queriendo neutralizar a Extra invadieron con anuncios a la radio y la
televisión, por medio de la campaña más grande que he visto en toda la historia
de los medios», dice y agrega que:
«Yo
preveía esa agresión a principios de los 90 y sumado a ello, también visualizo
que los medios electrónicos tomarán cada vez mayor fuerza, de ahí que convenía
fortalecer a Extra con tales medios.».
Entre
las funciones que William Gómez tiene como director de Extra está la redacción
de la columna Prisma, que escribe desde 1983 cuando el comentarista Julio
Rodríguez lanza públicamente en Monumental la pregunta de «¿Quién está detrás
de Extra?».
Actualmente
, por razones de salud, a redacción de «Prisma» la realiza el periodista Mario Ugalde, subdirector
de Extra . “Prisma” le obligaba a escribir todos los
días y mantenerse en pleno contacto con la actualidad. Con frecuencia escribía
columnas después de las 4 p.m. o bien, a las 2 de la madrugada, hora hasta la
que usualmente trabaja.
-¿Le
ha generado enemigos el periodismo? ¿Ha recibido amenazas?
-Sí,
por supuesto. Con cierta frecuencia
recibo amenazas de que me van a matar o a secuestrar una hija. Pero la base de mi éxito son precisamente mis
enemigos... porque cada vez que mis enemigos se levantan para perjudicarme, yo
me pongo alerta y me supero para que no logren su fin. Y así, gracias primero a
Dios y en cierta medida a mis enemigos he logrado estar donde estoy». (Fin)
2 comentarios:
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