22 de noviembre de 2009

BAJO LA PIEL DE LA NOTICIA



Luis Fernando Mata


A 50 metros al sur de la iglesia católica de Escazú hubo, porque ya no está, una casita de adobes pintada con cal en tonos blanco y azul, ahí nació el periodista Luis Fernando Mata, el 26 de octubre de 1951, en la primera administración de don José Figueres Ferrer.

Hace un par de años, un ciudadano de origen alemán compró la casita y la derribó para hacer una construcción moderna en la que operó un café internet. Ahora está desocupada.

Mientras observaba, atónito los escombros de madera y barro de lo que era la casita en que nació, el periodista iba recordando esos momentos en que, aferrado a los barrotes del cajón de la ventana de esa casa, miraba hacia fuera, a esa calle asfaltada y recalentada por los rayos del sol.

Recordó el radiecito Phillips de su madre, por cuyo parlante salía la voz de famosos cantantes de su época como María Luisa Landín, Alfredo Sadel, Libertad Lamarque y Carlos Gardel. También evocó a las cubanas Olga Guillot y Celia Cruz y al chileno Lucho Gatica, quien en 1953 grabó el famoso tema de Consuelo Velásquez “Bésame mucho”.

Allí, reducida a escombros, estaba aquella pared en donde una vez hubo un clavito que sostenía el cuadro con el retrato del Dr. Calderón Guardia. Para ese entonces, principios de los 50, aún resonaban en el recuerdo los tiros de los viejos Mausser de 1948, que anunciaron el establecimiento de la llamada Segunda República.

Ese año de 1951 también nacerían los más tarde famosos Pedro Almodóvar, Ana Belén, Michelle Bachelet, Charly García, León Gieco, Angélica Huston, Vladimir Putin, Arturo Pérez Reverte, Sting, Michael Keaton, Steven Seagal y Robin Williams…

Muy soñador

Cuando niño, a Luis le sobraron críticas de sus familiares, que lo llamaban soñador o “novelero” y en la escuela, las maestras decían de él que siempre estaba “en la luna”, por esa tendencia a abstraerse es decir, a dejar ahí delante de todos su cuerpo, mientras que su mente vagaba en sitios extraños y remotos.

Un día, mientras caminaba alrededor de la plaza, hoy parque de Escazú, vio un grupo de gente y se acercó a saciar su curiosidad. Ahí, en medio de la plaza, había un muchacho sosteniendo en sus manos un extraño artefacto plástico de color rojo, del que salía una antena y el sonido de gente hablando… era nada menos que el primer radio portátil de transistores, un Sanyo, que había llegado al pueblo.

Más tarde, mientras jugaba de subirse a la tapia de su casa, vio allá en la casa del vecino algo extraordinario e inusual: una familia reunida en torno a un aparato grandote, en forma de cubo, del que salía una luz parpadeante, en forma de imágenes. Resultó ser uno de los primeros televisores blanco y negro, transmitiendo las primeras señales del Canal 7, allá por 1956.

Johny F. Kennedy


Ingresóen marzo de 1959 a la Escuela República de Venezuela. Todo ese año los periódicos le trajeron noticias de la revolución cubana, especialmente del 25 de julio, cuando Fidel Castro realiza la marcha triunfal desde la Sierra Maestra hacia La Habana, luego de la huída del dictador Fulgencio Batista.

El lunes 19 de marzo de 1963, estando en quinto grado, a Luis lo llevaron junto con sus compañeros y su maestra, la Prof. Miriam Conejo hasta el Aeropuerto Internacional de La Sabana, a donde llegó el Presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

“Recuerdo que nos pusieron en fila, cerca del Gimnasio Nacional, y empezamos a caminar hacia la Estatua de León Cortés, en donde había una tarima especial, desde la cual habló el Presidente Kennedy y ahí, desde un sitio privilegiado, muy de cerca, observé a Kennedy y me extrañó mucho ver que tenía su cabello rojo, porque los noticieros del cine como “El Mundo al Instante”, eran en blanco y negro.

“En ese mismo momento, mientras nos acomodábamos, observé como una extraña arenilla caía sobre la camisa blanca de mi compañerito Luis Coto, el arquitecto que hace unos años diseñó la Fuente de la Hispanidad, en San Pedro. La tal arenilla resultó ser la ceniza de la primera erupción que hacía el volcán Iraza en muchos años y que azotaría a Costa Rica hasta 1965”.

Ese año de 1963, el 22 de noviembre y pasado el mediodía, Kennedy murió asesinado a balazos en Dallas, Texas. El asesinato siempre se atribuyó a Lee Harvey Oswald, un enigmático hombre a quien se le relacionó con la Revolución Cubana.

Al año siguiente de la muerte de Kennedy, en 1964, estando en sexto grado, el Prof. Salvador Rivas llama a Luis y le aconseja que estudie periodismo, cuando vaya a la Universidad. El no le hará caso al consejo hasta muchos años después.

En la luna

Los diarios lo habían anunciado: la llegada del hombre a la luna sería observada por televisión en la primera transmisión, vía satélite, de la historia. Nadie quería perderse ese espectáculo que, además de histórico, sería único.

“En mi casa no había televisión. Me alisté y me fui en la tarde a la casa donde mi amigo Luis Coto, allí observamos atónitos el sobrevuelo del módulo de exploración “Eagle”, al mando de John Aldlrin y sería Neil Armstrong quien haría la famosa primera caminata espacial por sobre la luna, en tanto pronunciaba su histórica frase: “Este es un pequeño paso para el hombre; un salto gigantesco para la Humanidad”.

“Fue una transmisión larguísima, de varias horas, que se inició en la tarde y concluyó cerca de las 10 de la noche, de ese domingo y que, por supuesto, al día siguiente acaparó las portadas de todos los periódicos del planeta. Se estima que esa transmisión fue observada, en directo, por unos 600 millones de personas”, explica el periodista.

En ese mismo año, 1969, en el que se disolvió el grupo The Beatles, obtiene el bachillerato en el Conservatorio de Castella, cuando esta institución se encontraba en Sabana Norte.

“Recuerdo que fui a recoger el título con un vestido entero verde olivo, muy elegante”, dice.

Vueltas y vueltas

El ingreso a la Universidad de Costa Rica, en 1970, trajo el trauma de quedarse sin un solo pelo en la cabeza, porque, como especie de rito de iniciación, los estudiantes tenían por costumbre perseguir a los de primer ingreso, hasta darles alcance y cortarles el cabello.

Algunos se sentían orgullosos de mostrar ese corte, a rape, como muestra de ser estudiante universitario; pero siempre hubo otros que huían despavoridos, ante la sola mención de la tijera. Claro, hay que tomar en cuenta que veníamos de la década de los 60, época en que los melenudos de Liverpool pusieron de moda el pelo largo.

“No hice caso a mi maestro de sexto grado, y la desobediencia tuvo terribles resultados: dar vueltas y vueltas por varias carreras de la universidad, entre sociología, química, biología y muchas otras… menos periodismo.

En 1977, siete largos años después de haber ingresado a la UCR, por fin aceptó que su destino era el periodismo y se matriculó en la escuela de Ciencias de la Comunicación, de la cual se graduaría en marzo de 1982.

“Para ese entonces trabajaba de asistente de la gerencia en el Banco Popular y, aparte de suscitar curiosidad, un periodista tenía poco que hacer en ese tiempo en un banco, no como ahora, que existen oficinas de comunicación y relaciones públicas. En el Banco existían también, pero sus funciones no estaban bien definidas y eran mal interpretadas”.

Salto a los medios

Cansado de ejercer labores de oficina y organizar seminarios, redactar boletines y convocar a conferencias de prensa en el banco, en 1983 daría el salto hacia los medios de comunicación, empezando por Telenoticias, en la cobertura de noticias llamadas nacionales y de farándula, bajo la dirección del Lic. Rodrigo Fournier y de Amelia Rueda.

“Entrevistaría a José Luis Perales, a Sergio y Estibaliz, que venían de “Mocedades” y al autor de la “Guaria Morada”, don Roberto Gutiérrez, el padre de “Pitusa”, el célebre baterista de Los Hicsos.

Más tarde, en setiembre 1985, empezaría una nueva etapa con el diario La Nación como redactor de noticias de espectáculos y reportero de la revista Viva hasta 1990, cuando ingresa a la revista Perfil hasta 1993.

Para La Nación entrevistaría a muchos artistas conocidos como el desaparecido comediante mexicano Cantinflas; la pareja Gloria y Emilio Estefan, el compositor Roberto Cantoral, el de “Reloj no marques las horas…”; Django; Luis Miguel; Chayanne; Paloma San Basilio, José Luis “El Puma” Rodríguez, Rocío Dúrcal, Mercedes Sossa y actores como Roger Moore, el del Agente 007, entre otros.

En 1994 empieza a trabajar con la Editorial Costa Rica, como promotor cultural, organizando charlas y todos esos concursos literarios, que tienen como finalidad el descubrir a nuevos valores de las letras o bien, estimular a escritores ya consolidados, como es el caso de Alfonso Chase, Quince Duncan y muchos otros.

El periódico Al Día lo invita a sus filas y en 1995 empieza a reportear para la sección de espectáculos. Allí tiene la oportunidad de utilizar por primera vez los servicios de la Internet.

En 1996 el periodista Jorge Valverde le pide que le ayude en la producción de En La Mira y Al Desnudo, dos programas que se transmitían por TV4 Multivisión. Trabajaría como productor hasta 1998, cuando Valverde se hace cargo de NC4 y le da la oportunidad de hacer reportajes de investigación, además de encargarlo de las notas internacionales.

Para 1999, al pasar TV4 Multivisión a la televisión Azteca, empresa denominada Tele América, pasa a formar parte de la revista Chavespectáculos, en la cobertura de notas ligeras de farándula hasta el año 2.001, cuando desaparece esta publicación. En el año 2.005 asume por unos meses la dirección del periódico cristiano Maranatha. Desde entonces se dedicará a la edición de libros y revisión de textos, a la lectura de tesinas, redacción de artículos para medios como OJO, aparte de dar lecciones en la Universidad Internacional de Las Amèricas, a partir del año 2.005 y luego en la Universidad Interamericana.

Esta es en resumen, para quien le interese, la vida laboral de Luis Fernando Mata. Ah, tiene siete hijos: Luis, Antonieta, Laura Isabel, Esteban, Gabriel, Luis David y Jessenia.

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