13 de diciembre de 2006

Feliz Navidad

7 de diciembre de 2006

Restringen Fotocopiado de Libros

Taller de Investigación de Periodismo II de la Universidad de Costa Rica

3 de diciembre de 2006

Cuando yo esté muy viejo


El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme. Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas que pase enseñándote a hacer las mismas cosas.

Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras que sabes de sobra como termina, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño(a) para que te durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuantas veces cuando niño(a) te ayude y estuve paciente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.

No me reproches porque no quiera bañarme; no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te inventaba para hacerte más agradable tu aseo. Acéptame y perdóname.

Ya que soy el niño ahora. Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona. Acuérdate que yo fui quien te enseñó tantas cosas. Comer, vestirte y tu educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.

Cuando en algún tiempo mientras conversamos me llegue a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te burles de mí; tal vez no era importante lo que hablaba y me conforme con que me escuches en ese momento.

Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Sé cuanto puedo y cuanto no debo. También comprende que con el tiempo ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.


Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas.

Por ultimo, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuanto te ame. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir.

Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo.

No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompañado en tu sendero te ruego me acompañes a terminar el mío. Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.

1 de diciembre de 2006

La sabiduría de Sócrates








En la Grecia Antigua. Sócrates tenía una alta reputación y era muy estimado por su elevado conocimiento.

Un día un conocido del gran filósofo se le aproximó y dijo:
Sócrates, ¿sabes lo que acabé de oír sobre aquel tu amigo?

Espera un minuto, respondió Sócrates antes que digas alguna cosa me gustaría hacerte una pregunta. Se llama la Pregunta del Triple Filtro.

¿Triple filtro?

Si, continuó Sócrates, antes que hables de mi amigo, tal vez sería una buena idea parar un momento y filtrar aquello que vas a decir. Por eso le llamé el Triple Filtro. Y continúo:

"El primer filtro es la VERDAD"

¿Tienes la certeza absoluta de que aquello que me vas a decir es perfectamente verdadero?

No, dijo el hombre, lo que sucede es que oí decir que…

Entonces, dice Sócrates, no sabes si es verdad.

"Bueno, entonces pasemos al segundo filtro , que es la BONDAD"
¿Lo que me vas a decir sobre mi amigo es BUENO?
No, no mucho, al contrario…
Entonces, continuó Sócrates, quieres decirme algo malo sobre él y aún por encima no sabes si es verdadero o no.
Pero bien, puede ser que aún pases el tercer filtro .
" El último filtro es la UTILIDAD "
¿Lo que me vas a decir sobre mi amigo será útil para mí?
No, creo que no…
Bien, concluyó Sócrates, si lo que me dirás no es NI BUENO, NI ÚTIL, Y MUCHO MENOS VERDADERO, ¿para que decírmelo?

Aprendamos de Sócrates, utilicemos el Triple Filtro en nuestra vida diaria cada vez que hablemos de alguien, especialmente si ese alguien está ausente .