Cuando el cielo
no es el límite
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Franklin
Chang habla de su ingreso al Salón de la Fama de los Astronautas, en Cabo Cañaveral,
Florida
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“Todos
somos astronautas y nuestra nave espacial, la Tierra, es la única que tenemos y hay que
cuidarla”.
Por: Luis Fernando Mata
Cuando
el 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética puso en órbita
el Sputnik, primer satélite artificial , la gente decía que se podía ver en las
noches claras. Tiempo después del lanzamiento, estaba en Escazú doña María
Eugenia Díaz, madre de Franklin Chang, viendo para el cielo y él llegó y a
preguntarle que estaba viendo y ella le explicó.
Luego de escuchar a su progenitora, el niño se fue a un árbol al que subió
para intentar observar el satélite y aunque no lo logró, esa noche le nació su
deseo de explorar el espacio.