Por: Esther Vargas, pèriodista
En los últimos días dos pequeños incidentes me hicieron revivir la vieja polémica: ¿Grabadora o libreta de notas? Una redactora, experimentada, entrevistó a un importante empresario sobre un tema candente. Cuando le pregunté si había grabado me respondió que NO. Otro redactor, nada experimentado, tardaba la entrega de su noticia escuchando una grabación, prolongada y bulliciosa. Había estado en una marcha. Tenía que haber grabado los “Oeoeoeoeoeoe…” o quizás haber grabado las enfervorizadas declaraciones típicas de una marcha. Ejemplo: “Ni un paso atrás”.